El lujoso megayate «Lady Moura» se refugia en A Coruña

La Voz A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MÍGUEZ

Valorado en 200 millones, pertenece a un magnate saudí

05 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El mal tiempo y el deseo de la tripulación -nada menos que 60 personas- de tomarse un descanso antes de poner rumbo al norte de Europa, trajo ayer una visita inesperada a la ciudad. Con el recuerdo todavía cercano del Alamshar del Aga Kahn, que se dejó ver en agosto, ayer pidió refugio el megayate Lady Moura, cien metros de lujo en cuatro pisos de altura para uno de los buques privados más caros que ha tocado aguas locales.

 Valorado en 200 millones de euros, el Lady Moura estuvo hasta hace unos años en el top ten de los yates más costosos del mundo, ránking del que se apeó apenas unos escalones. Todavía hoy se encuentra entre la treintena de embarcaciones de recreo más envidiadas de los océanos.

 Con bandera de Bahamas, la joya de la ingeniería naval fue adquirida por el magnate saudí Al Rasheed, propietario de la multinacional de ingeniería que lleva su nombre y al que se le calcula una fortuna de 20.000 millones. Se dio el capricho años después de que el buque saliese del astillero alemán Blom Voss, donde fue construido en 1990 bajo las directrices del arquitecto italiano Luigi Sturchio. Desde entonces, ha sufrido algunas modificaciones, entre ellas una en el 2007 para modernizarlo incluyendo esclusas y compuertas automatizadas que ofrecen un espectáculo de movimiento cuando se activan para facilitar, por ejemplo, el descenso de sus botes o el acceso a privilegiados pasajeros como los Clinton.

Letras de oro

Aunque un habitual en las Baleares -se sospecha que hubo que construir un pantalán a la medida para facilitarle los inviernos en Palma-, el yate no pasó desapercibido en A Coruña con su blanco imponente y su nombre tallado en letras de oro. Dicen que Al Rasheed se hizo con el Lady Moura para conquistar a la que ahora ya es su ex, la empresaria de origen libanés Mouna Ayoub, coleccionista de alta costura de la que cuentan que, tras el divorcio, decidió quedarse una larga temporada en este palacio flotante. Razones para vivir a bordo parece que, por continente y contenido, no faltan.