«Aquí tienes que aprenderlo todo»

MONTSE CARNEIRo A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Alumnos de intercambio de la UDC cuentan sus impresiones al mes de su llegada

03 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

«Allí escoges lo que quieres ser. Aquí a la fuerza tienes que aprenderlo todo». Valeria Fuentes camina a buen paso por la calle Real con una bolsa de Zara y el gesto de quien tiene los minutos contados. Es mexicana, estudia Arquitectura, lleva un mes en la ciudad. Desde su llegada a Galicia, al abrigo de un programa de intercambio de la Universidade da Coruña (UDC), camina de un lado para otro con la alegría de los que se saben afortunados. «Tal vez lo mejor de estar aquí es poder ir a pie a cualquier sitio; en México todo lo tengo que hacer en coche», explica. A Coruña tampoco es el «lugar chiquito» que imaginó después de echar cuentas y descubrir que era una de las opciones más económicas para su estadía en el extranjero, así que, salvo los viajes a la escuela de A Zapateira, en su ajetreo diario ahora recorre distancias tan largas a pie que ya no necesita hacer ejercicio, dice. Antes de decidirse por Galicia, con todo, Valeria rastreó Internet en busca de referencias sobre la UDC y sus estudios de Arquitectura (el Tecnológico de Monterrey de donde viene es la primera universidad privada de México y una de las grandes de Latinoamérica), y el resultado fue prometedor. «Ahora no recuerdo qué porcentaje de licenciados encontraban trabajo pronto, pero las cifras en general eran interesantes. La realidad fue mejor. El sistema es diferente a México. Aquí te enseñan todo, allí tal vez un poquito más de proyectos. Allí escoges lo que quieres ser, aquí a la fuerza tienes que aprenderlo. Eso me encantó».

La fiesta

Javier Couoh también viene del país de Barragán y Candela, de la UPAEP (Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla), a estudiar Arquitectura en una escuela que después de un mes de clases juzga «buena y bastante exigente» y una ciudad de la que había oído hablar como «una de las más bonitas de España» y que nada más llegar le sorprendió por la forma de vida que acoge. «Me llamó mucho la atención la cultura de acá, la verdad, es totalmente diferente a la que tenemos en México», explica Javier antes de dar a entender que la fiesta también es cultura. «Aprender y conocer algo nuevo y distinto es bueno siempre, pero la manera de vivir en Coruña es realmente impresionante. Es muy abierta. Allá también hay fiesta, pero no todos los días y termina mucho más temprano». Aquí las noches y los días se solapan y a nadie parece importarle. «Me sorprende poder regresar caminando a casa a las seis de la mañana y que todo sea normal», celebra Kenya Flores, estudiante de Diseño Gráfico en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) de la capital federal.

Detrás de las preferencias de estos estudiantes late un afán indisimulado por conocer España, no porque su lengua los prive de explorar otros destinos, pues al sur del río Bravo el inglés que no se habla se entiende, sino por pura curiosidad familiar. «Yo siempre pensé que la gente española era muy seria y muy cerrada y me he dado cuenta de que son alegres, amables y buenas personas», opina Mauricio Orozco, alumno de Arquitectura, también de la UPAEP, y el primero en afirmar que España era su prioridad para este semestre de formación en el extranjero. «Por Galicia me decidí después, platicando con un compañero que estuvo aquí, y la verdad es que estoy contento». Es Kenya Flores, entre tanto entusiasmo, la única que señala una falta que al instante todos secundan. «Los compañeros son un poco menos abiertos aquí y menos solidarios. Compañerismo encuentro más allá».

Al diseño italiano le gusta el español

El idioma español es la primera razón por la que este grupo de estudiantes italianos eligió la UDC para continuar sus estudios de Diseño Industrial en el marco del programa Erasmus. La excepción es Lorenzo Limoli, un alumno veneciano del IUAV que eligió Galicia «porque es muy similar a Irlanda» y al mes de llegar parece exultante con la experiencia: «¡La Costa da Morte, esos paisajes oceánicos! El Atlántico tiene una atmósfera particular, no sé si me explico. Yo nací en el Mediterráneo, pero la lluvia nunca sería un problema para mí, aunque lloviera siempre. Por el momento está siendo todo magnífico. Galicia me recuerda exactamente a Irlanda». En el asiento de delante del autobús que los lleva de excursión por el paseo, la Torre, la bahía del Orzán y el monte de San Pedro, Giulia Capasso, alumna de la Universidad de Estudios de Palermo, apunta vínculos entre el clima y la arquitectura: «Me encantan esas ventanas, las galerías, creo que se construyen así porque en invierno aquí hay poca luz». Es la que mejor habla español.

El resto chapurrea. Por eso están aquí. Rumiando las palabras, Felice Migliorini, siciliano, trata de explicar con precisión algo que le disgusta. «Me encanta el design, el producto, el proceso productivo. En Italia la historia del diseño, el desarrollo gráfico, la publicidad, el producto, son muy importantes. Aquí se dedica más tiempo a la ingeniería y esto no me gusta». La misma idea surge en la conversación con Valeria Stabile y Laura Cigna: el diseño industrial en su país está más vinculado a la arquitectura y los alumnos dibujan mucho menos que aquí. La gente, en cambio, parece siciliana, o eso dicen. «Simpática, amable, generosa y ayudando siempre».