«En esta zona hay muchos emigrantes retornados y gente de áreas rurales»

Javier Couto nació en Venezuela, pero con tan solo cuatro años, se trasladó a A Coruña, más concretamente al Agra del Orzán: «Soy de Galicia y de este barrio», sentencia Javier en la puerta de Troitamar, el local de pesca que regenta desde hace ya veinte años. Pero, ¿y por qué una tienda de pesca? «Mi abuelo era aficionado a este deporte, y me lo pegó. Cuando era un niño íbamos a pescar al río Grande en Vimianzo», recuerda.

Como no podía ser de otra forma, la conversación se traslada hasta el mercado de As Conchiñas. «En su momento este fue el pulmón de la zona», comenta Javier. «Antes, todo esto [señala a la plaza] era un campo. Jugaba aquí cuando era un niño». Desde entonces, los cambios se fueron sucediendo en el lugar. El último, el del párking que está bajo la plaza: «Desde la asociación de comerciantes de la calle Barcelona luchamos mucho para que esto se hiciera», comenta Javier reivindicando su derecho como propietario y como vicepresidente de dicha asociación.

A la altura de la calle Barcelona, Javier señala en una y otra dirección la decena de negocios que allí se encuentran. Los locales actuales llevaron, no hace mucho, los carteles de otras firmas grabadas aún en la memoria de los vecinos: «Donde ahora está Natura, había una sastrería. El hijo del dueño era muy amigo mío y durante unas horas, le cogíamos las reglas y las tizas y jugábamos a ser sastres», recuerda Javier con ternura.

Este es tan solo uno de los muchos momentos que Javier recuerda de su niñez. Una época, según comenta, marcada por «los partidos en las pistas (zona del Ventorrillo), y los juegos con los amigos a pie de calle», dice.

A punto de llegar a la casa donde se crio, a pocos metros del corazón de la calle Barcelona, le asaltan los recuerdos: «Por las tardes nos juntábamos unos quince niños para jugar al brilé, al escondite, a la peonza etc. Cuando mi madre quería que subiese a casa, se asomaba por la ventana y gritaba ‘Francisco Javier, sube’», comenta entre risas. Otra de las imágenes que nunca olvidará es la del padre de uno de sus amigos de la infancia: «Jugábamos mucho en el portal y cada vez que venía el padre de mi colega, nos quedábamos serios y cada uno se iba para su casa», dice. A día de hoy, aún mantiene el contacto con el «imponente» hombre y, por supuesto, con su antiguo compañero de juegos. «A veces le recuerdo que cuando era pequeño, le tenía mucho respeto», continúa Javier. Javier rememora también el molino que estaba en la calle Alcalde Lens con A Gramela. «Recuerdo que jugábamos dentro», comenta.

Pero, toda una vida en la Agra do Orzán le permite, no solo conocer las calles, sino también a los vecinos. Según explica, «en esta zona hay muchos emigrados retornados y mucha gente de áreas rurales», indica.

El Agra del Orzán se caracteriza por un proceso de cambio incesante que, sin embargo, ha sabido conservar la esencia del lugar: «Este sigue siendo un barrio obrero de gente humilde. Cuando se peatonalizó la calle Barcelona decían que nos haríamos ricos, pero eso nunca llegó a pasar», concluye Javier.

La densidad más alta de la ciudad y rentas bajas con respecto a la media

El Agra es el barrio con la mayor densidad de toda la ciudad, muy por encima de la media si se compara con otras zonas de la urbe. Entre 322 y 822 habitantes por cada 10.000 metros cuadrados. Por otra parte, el número de pensionistas asciende hasta los 5.550 y en cuanto a la pensión media, esta oscila entre los 821 euros y los 1.062, una cifra inferior con respecto a la media. La superficie total de la zona es de 428.000 metros cuadrados, con una población de 23.575 personas. El Agra tiene otra peculiaridad en cuanto a la cifra de inmigrantes que residen en la zona: en el entorno de la calle Alcalde Lens, un 14,5 % de la población son extranjeros, el porcentaje más alto de la ciudad.

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