«No es zona de ricos, es de clase media trabajadora y castigada por la crisis»

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

CéSAR QUIAN

Este lugar desde el que se ve toda la ciudad multiplicó por cien su población en la última década

10 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

¡Cuánto ha cambiado el barrio! Lo dice un hombre de la Zapateira de toda la vida. Alguien, como el arquitecto José María Pemán (A Coruña, 1967), que recuerda una niñez y adolescencia muy distinta a la de sus hijos en una zona que hoy por hoy «no es de ricos, sino de gente muy trabajadora, de clase media y castigada por la crisis».

Hoy la Zapateira no se parece en nada a lo que fue hace 15 años. Hasta entonces, el barrio más alto de la ciudad era un monte poblado con casas dispersas y varios colegios. Punto. Allí se instalaban personas con posibles que al llegar se encontraban sin posibilidad alguna de conectarse a los servicios de alcantarillado, agua, luz o teléfono. Porque no había. Se lo tenían que pagar ellos. Alguno gastó fortunas en llevar el agua o la corriente a su chalé. Necesidades que fallaban como escopetas de feria, pues recuerdan los de la Zapateira de toda la vida que cuando se iba la electricidad tardaba en volver hasta cuatro o cinco días. Tampoco había aceras, parques o viales en condiciones. A excepción de la zona más próxima a Alfonso Molina, de ahí hacia arriba había que comportarse como un mohicano para sobrevivir. Por no hablar de los incendios. Llegados al verano, era uno diario. Y sin respuesta rápida de los servicios contraincendios. Eso sí, los residentes disfrutaban de una tranquilidad desértica a escasos minutos de la ciudad. Una zona exclusiva con el suelo por las nubes. Pero los únicos que hacían vida fuera de las casas eran los conejos, los zorros y los jabalíes. «Los inviernos eran horribles», recuerda José María Pemán. Los días en que se iba la luz, cuenta, se iba con ella la caldera. «Con un frío espantoso».

Resultaba que en la exclusiva zona alta de la Zapateira, donde coinciden tres ayuntamientos (A Coruña, Culleredo y Arteixo) y alrededor de dos mil familias repartidas en varias urbanizaciones, carecía de un triste negocio en cuatro kilómetros a la redonda. Peor aún: El médico lo tenían a diez, la farmacia a siete y la parada de taxis más cercana a seis. Así que si querían pan, coche. Si se quedaban sin sal, coche. Si necesitaban matar un catarro a aspirinas, coche... Ni un tenderete al lado de casa. Cero patatero.

Quién le iba a decir a la Zapateira que iba a vivir una transformación tan enorme de una década hasta aquí. Que en los últimos años iba a ver por fin un bus pasar, una acera que llega (todavía con paréntesis) a las instalaciones del Casino, nueve centros educativos, un supermercado, una farmacia, residencias de estudiantes y cerca de 2.000 personas residiendo en numerosas urbanizaciones.

La llegada de las urbanizaciones tiró del carro. No todo lo que se debiera, opina Pemán, pero sí les acercó a la civilización. Con ellas llegaron los parques, los negocios, el transporte o un simple buzón para las cartas. Pero se debió haber hecho mucho mejor, cree este arquitecto, que echa en falta un urbanismo como el de Oleiros, «que alguien se preocupara por diseñar un lugar con zonas comunes» y no lo que hay, donde cada zona residencial tiene sus columpios. Falta interacción entre los vecinos de Valaire y los de Montegolf, por ejemplo. Porque no tienen un lugar único en el que compartir. A Pemán le hubiese gustado que los distintos gobiernos locales pensaran en poner senderos para el paseo o aceras que unan las urbanizaciones. «Se agradece la llegada de la civilización, pero no salvaje, sino con criterio y cabeza», dice. Pero la esperanza a que siga yendo a mejor, la conserva. «Hemos mejorado, pero falta», sentencia.

Una población joven en una de las áreas con mayor espacio por vecino

La Zapateira se reparte entre A Coruña, Arteixo y Culleredo. En la parte coruñesa viven, según los datos del IGE, 1.811 personas que se reparten algo más de 6,5 kilómetros cuadrados. Son 2,81 por cada 10.000 metros cuadrados, lo que la configura como una de las zonas con menos densidad de población de la ciudad. Algo más del 56 % de quienes tienen edad de trabajar están afiliados a la Seguridad Social, algo por encima de la media. Los habitantes son también algo más jóvenes que la media, 41,5 años. Hay pocos extranjeros, el 2,9 % del total y más menores de 20 años (20,6 %) que mayores de 64 (16,3 %). Pese a la fama de la zona, las pensiones son algo más bajas que en la ciudad, con 967 euros al mes de media. Hay 310 pensionistas censados en la Zapateira.