Antonio Rodríguez, descendiente de varios personajes coruñeses, publica sus versos y una novela autobiográfica
22 ago 2016 . Actualizado a las 12:10 h.La primera alusión de Madín Rodríguez Viñes (A Coruña, 1945) es siempre a la centenaria vinculación familiar con su ciudad, empezando por su abuelo materno, Antonio Viñes Gilment, que fue presidente de la Cocina Económica, decano del Colegio de Notarios y «socio y conferenciante activo del Circo de Artesanos». Madín, en su día profesor de español en la Sorbona, acaba de publicar la novela La convulsión, un relato que tiene mucho de autobiográfico, y el poemario La fuente de las aguas. Dicha novela arranca en París a donde «me marché el año 1971», evoca, después de apuntar como en algún momento de su azarosa vida (fue profesor en diversos centros de América, tanto del norte como del sur, viajero por África...) compartió pupitre universitario con José Luis Sampedro.
En dicha novela crea un personaje que va creciendo con la historia y que empieza relatando sus convulsas impresiones tras la llegada a la capital francesa. Sin embargo, el tono se vuelve más poético en la última parte de la obra en la que pueden leerse frases como «iré siempre a la playa, y sentado en la arena seguiré mirando la marea del océano para que tú me escuches».
Durante su última estancia en A Coruña, de donde se marchó con siete años si bien regresa periódicamente, dejó ejemplares de sus últimos libros en bibliotecas y entidades de una ciudad de la que su tío abuelo José Viñes Gilmet fue alcalde. Pero la historia con la que más disfruta Madín es la de otro tío abuelo suyo, José Martínez Urioste, «hermano de mi abuela Mercedes, esposa de Antonio Viñes». Urioste era delantero centro del Deportivo en 1908, aparece en una foto del equipo de fútbol de dicho año que Madín envió al club para su archivo histórico. De él evoca como debido a las diversas lesiones sufridas acabó cojo y falleció siendo muy joven, en 1913.