«En el Playa sonaron los Beatles por primera vez en A Coruña»

Eduardo Eiroa Millares
E. Eiroa A CORUÑA / AGENCIA

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MÍGUEZ

El conocido crítico y promotor musical fue también en el arenal de Riazor el primer socorrista de la ciudad

16 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Si Nonito Pereira Revuelta (A Coruña, 1943) hablara, podría vender libros a porrillo. Lleva toda la vida dedicado a la música y el anecdotario de músicos es de desparrame. Con su clásica voz trabajada por años de Marlboro va desgranando destellos brillantes de la historia musical del país, un discurso en el que afloran focas que beben champán, lubrigantes al amanecer y limusinas con dudoso destino atrancadas en las arcadas de María Pita.

Ante una caña en el Bocatín, en Alfredo Vicenti, donde «despacha» habitualmente, va contando una historia imposible de resumir. Nació en Arturo Casares, cerca de Santa Margarita, pero a los cuatro años la familia se mudó a Alfredo Vicenti. «Bajé del monte a las huertas», dice en alusión a la que hoy se conoce como plaza de Maestro Mateo y en la que algún día crecieron repollos y patatas. «A Coruña acababa en la plaza de Portugal», recuerda de una infancia en la que se jugaba a las chapas, a las bolas y se combatía entre barrios a pedradas. El tiempo lo pasaban tirando piedrecitas a una carretera por la que apenas pasaban coches, y tuvo que pasar el del concejal Fuentes, al que le estalló la luna. La bronca fue monumental, recuerda. El espíritu gamberro no lo ha perdido.

Su vida, que pasó brevemente por Madrid para estudiar algo que no acabó, se ligó pronto al Playa, que regentaba su padre. Él, lógicamente, acabó en la mesa pinchando discos. Ya lo hacía con la maleta en los muchos guateques que se organizaban en la zona y a los que no faltaba. Pasaron los años de alquilar bicis en el Orzán y de hacer castellets en la playa, un arenal, recuerda, en el que él se convirtió en el primer socorrista de la ciudad porque entonces la concesión del Playa incluía también la prestación de ese servicio.

 «En el Playa sonaron los Beatles por primera vez en A Coruña», rememora un pionero en muchas otras cosas. Montó radios, vendió discos y puso en marcha el festival Noroeste.

De los discos de tapadillo de los Platters y Elvis que le llegaban en barco pasó a los que le traían de la base de Torrejón, y él se encargaba de saciar la sed de novedades que vivía la ciudad. Los Rolling, el sonido de la Motown... Pero si en algo es Nonito un anecdotario insaciable es en la vida y milagros de conocidos músicos. Calcula que ha disfrutado de más de 3.000 conciertos y en medio siglo de actividad ha llenado la agenda de amigos. «Me querían mucho los músicos por las mariscadas que les daba», cuenta con humor. «Se corrían la voz de que los tratábamos muy bien y todos querían venir», dice.

De los conciertos que lleva a fuego en el alma cita el de The Who en Wembley en el 78 y el de Springsteen en Barcelona en el 72. Hubo más, el de los Beatles en Las Ventas...

Todo ello con base en Riazor, un barrio «que está en el centro sin ser centro» y en el que «está todo a mano», no hace falta el coche para nada y lo mismo se puede ir a la playa -ahora ya no la frecuenta- o dar los paseos de la ruta del colesterol al lado de esa playa donde tantos conciertos organizó y presentó. Y los que le quedan, que Nonito tiene mucha cuerda.

Una zona con mucha población y pensiones por encima de la media

Las calles que van desde la zona de Las Esclavas hasta la Domus y su entorno albergan a 14.313 vecinos en un kilómetro cuadrado, casi el 6 % de la población de A Coruña. La densidad supera bastante la media en un espacio en que sí, hay playas, pero no zonas verdes. Uno de cada cinco residentes es jubilado y la edad media pasa de los 47 años en un barrio con unas pensiones de unos 1.150 euros, por encima de la media. Los afiliados de la Seguridad Social son menos de la mitad de quienes tienen edad de trabajar.

«A Víctor y Ana los presenté yo en un concierto en que venía Julio Iglesias de telonero»

En la nómina de amigos de Nonito Pereira figuran algunos mitos de primera fila. «A Miguel Ríos lo conozco desde los tiempos del Price, de Sabina soy íntimo, a Víctor y Ana los presenté yo en un concierto en que venía Julio Iglesias como telonero... Acabamos a las cinco de la mañana en el Playa», dónde si no. Años elegantes en los que en vez de hamburguesas antes de ir de la cama se despachaban lubrigantes a la plancha mirando al mar, que para eso el local tenía su cetárea.

Julio Iglesias estrenó Un canto a Galicia en el Palacio de los Deportes de su mano y tanto el mito latino como Víctor y Ana lo mataron un día. «Quiero dedicar esta canción a un amigo que siempre nos atendía muy bien», empezó Víctor Manuel un concierto en A Coruña. «Yo estaba al lado de la barra y me fui a pedir un gin-tonic. ‘Los muertos no pagan’, me dijo el camarero cuando saqué la cartera», cuenta.

También Julio Iglesias lo dio por muerto, «y eso que unos días antes me llamó desde Túnez y estuvimos hablando un largo rato», cuenta. Después, en Galicia, Julio se lo encontró: «Coño Nonito, pero si aún estás vivo», dice que le espetó.

El IMCE -el organismo municipal que contrata los espectáculos en A Coruña- también se montó en los años en los que Nonito estaba en plena efervescencia. Los protagonistas, de nuevo Víctor Manuel y Ana Belén. Habían llegado a la ciudad casi de favor porque no tenían fecha, pero en el descanso del concierto se negaron a salir de nuevo «porque a los músicos se les paga antes del concierto y el interventor se negaba, después de eso se montó el IMCE», recuerda.