Un San Juan arropado por la intensa niebla

Rodri García A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

La fiesta llenó de hogueras cada rincón de la ciudad mezclando las sardinas y el churrasco

24 jun 2016 . Actualizado a las 10:08 h.

«Para nós ten o punto de ser unha festa moi de amigos». Así resumía un sanjuanero, el dibujante Miguelanxo Prado, la celebración de ayer. Un buen resumen del San Juan. Solo un amigo es capaz de sentarse a las diez de la mañana a coger sitio, pegado al muro, en el arenal de Riazor. Y con un paraguas por si llueve. Solo unas amigas marcan una parcela para el grupo que se sumará seis horas más tarde. Y es que el San Juan madrugó, con los camiones apilando madera a primera hora de la mañana; los vigilantes desplegándose en cada bajada a la arena; la Policía Local coordinándolo todo; los bomberos instalándose en la coraza y decenas de curiosos haciéndole fotos a la falla que ardería a medianoche encendida por los voluntarios de la oenegé Aire (por primera vez no la encienden las meigas).

Solo unos amigos piden permiso para cortar la calle y montar una fiesta como hicieron en el cruce de Juan Flórez y Pardo Bazán. Y con humor: «Volven as sardiñas de Pardo Bazán», decía el cartel en el que se veían a unos cerdos nadando. Era la apuesta por el churrasco. También había sardinas y colas para llegar a ellas a eso de las diez de la noche cuando el lugar ya estaba abarrotado de gente. Carne y pescado compartidos en muchos lugares de la ciudad y con un mismo argumento: «As sardiñas van moi caras». (Hasta a 20 euros llegaron a pagarse).

En los barrios los preparativos empezaban a primera hora de la tarde. En la plaza de Azcárraga apilaban las cajas de sardinas en la fuente. «Échalas en agua y luego ponles sal», pedía a su amigo uno de los organizadores de la sardiñada.

No eran ni las seis de la tarde cuando en la calle Troncoso ya encendían una parrilla, con piñas «e leña de carballo», puntualizaba Eva, la responsable del local. En la plaza del Humor se habían adelantado y un grupo de comensales ya elogiaba lo buenas que estaban las sardinas que acababan de comer. En San Nicolás las cosas iban más lentas y una impoluta parrilla, de estreno, espera por el carbón y las sardinas. Y en Panaderas preparaban las barras en el exterior de los bares.

Cerca de las siete de la tarde quienes habían ido llenando las playas hubieron que replegarse por la subida de la marea. Todo con tranquilidad, mientras seguía llegando gente con madera.

El problema de la marea no lo tuvieron en la calle San Juan donde varios locales colocaron barras. Ni en Rubine, donde pasadas las diez de la noche estaba abarrotado de gente y de humo procedente de las tres sardiñadas que había en la misma. Bueno, sardinas y churrasco, como siempre. «La niebla no deja que suba el humo», apuntaba un experto. Y la niebla, en algunos momentos muy húmeda, envolvió la celebración del San Juan hasta la madrugada. Eso no le importaba ni siquiera a una madre que a punto de hacerse de noche, daba la cena a una pequeña que, pasmada, miraba la arena cubierta de gente y madera, aunque todavía sin las fogatas.

Y es que hasta poco antes de las once de la noche, las miles de personas congregadas en los arenales no encendieron las hogueras. Para entonces, en lugares como la plaza de la Cubela ya llevaban más de dos horas de fogata. En el barrio de Los Rosales también esperaron a que se hiciera de noche para encender su hoguera, a la que acompañaron con queimada. La fiesta había empezado a media tarde. Lo cierto es que en cada rincón de la ciudad había una fogata, un grupo de amigos celebrando el San Juan, algunos bailando ya antes de la medianoche. Es esos momentos, el grupo Bastards tocaba en Riazor. Después de la quema de la falla, la música la pusieron Os Diplomáticos de Monte Alto, que casi se podían escuchar desde su barrio, y Siniestro Total. Mientras, miles de grupos de amigos continuaban en la arena con la celebración de un San Juan que esta vez estuvo arropado por la niebla.