«Hacer un retrato es mucho más que sacar el parecido de la persona»

Fernando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

MArcos Míguez

Acaba de entregar el cuadro que le encargó el exministro Caamaño

20 jun 2016 . Actualizado a las 16:19 h.

Son muchos los que coinciden en catalogar a Jano Muñoz como el mejor pintor de su generación. Y es que su capacidad para plasmar la realidad sobre un lienzo está al alcance de pocos escogidos. Sin embargo, este artista coruñés que tiene 44 años y dos hijos, achaca sus méritos más al tesón que a un supuesto toque divino. Acaba de entregar el retrato oficial del exministro de Justicia Francisco Caamaño, quien le escogió personalmente para tal cometido.

-¿Cómo surge la oportunidad de retratar al exministro Caamaño?

-Yo siempre me he dejado llevar en mi vida por lo que se me iba poniendo delante. Y lo de los retratos fue así, no fue preconcebido. Caamaño se puso en contacto conmigo. Yo no lo conocía personalmente. Sabía quien era, claro, pero no cómo era. Y fue igual que retratar a cualquier otra persona, aunque la intensidad del cargo pesa. Al fin y al cabo su trabajo repercutía en todos nosotros.

-También retrató a otro político, el exalcalde Javier Losada.

-Está en proceso de aprobación y entrega, pero el cuadro está ahí.

-Si le encargan retratar a un político con quien no comparte sus ideas, ¿se nota en el resultado final?

-Está claro que no siempre comulgas con la persona a la que retratas. O, mejor dicho, no comulgas con su labor profesional o sus ideas, pero puedes terminar acercándote a la persona. Y a la inversa, en retratos no institucionales puedes no conectar en absoluto son el retratado. Y eso va en detrimento del resultado final. Pero suelo mantenerme al margen de cuestiones políticas y demás. Al fin y al cabo, lo que tengo delante es una historia y yo me limito a contarla.

-A la hora de trabajar, ¿hay mucha diferencia entre un cuadro que le sale de dentro y un retrato de encargo?

-No, para mí es lo mismo. A día de hoy considero al retrato como una obra totalmente de autor donde la temática es la persona que tengo delante y su vida. Es cierto que estás más limitado si se trata de un retrato institucional que si puedes ahondar en la vida personal del retratado. Me encanta el proceso, porque implica conocer a la persona, su historia. Y eso es lo que intento contar después.

-Va más allá de lo físico.

-Claro, es que un retrato no es solo sacarle el parecido a la persona, es mucho más. Intento que se perciba algo más en el cuadro, su carácter, lo que ha vivido.

-¿Siempre supo que quería dedicarse a la pintura?

-Empecé muy jovencito, pero llega un punto de inflexión en el que decides profesionalizarte. No sabes hasta dónde vas a llegar o si vas a morir en el intento, pero sabes que es una decisión irrevocable. Las cosas han salido bien, pero si no hubiese sido así, seguiría intentándolo. Aunque pude ser músico. Hubo un momento en que la balanza entre ambas cosas estaba muy equilibrada. Lo que tenía claro es que lo que estudiase iba a ser a lo que me dedicaría hasta el final.

-Desconozco sus habilidades como músico, pero habría sido una lástima que no se hubiese dedicado a la pintura.

-Sería lo mismo. Hasta donde he llegado -o llegaré- como pintor, es hasta donde llegaría con la música.

-Pero debe reconocer que para pintar tiene usted un talento especial.

-Sí, hay algo de talento innato, pero también mucho trabajo, estudios y sobre todo mucha confianza y tesón para conseguir las cosas.

-Suena muy alejado de la supuesta vida bohemia de los artistas.

-Hay una disciplina de horarios, aunque también tiene su parte bohemia. Hay que alcanzar cierto equilibrio, es cuestión de organizarse. Para contar las cosas que cuento necesito vivirlas, porque sino los cuadros terminan convirtiéndose en meras imágenes.

«No me veo diferente a un escritor. Ambos nos dedicamos a contar historias»

Más allá de corrientes y tendencias, Jano Muñoz se define como un «pintor clásico»: «Es lo mismo que un músico clásico. Simplemente aplico unas técnicas clásicas», explica.

-Pero la temática de algunas de sus obras no resulta muy clásica.

-Es que si hablamos del impresionismo no puedes hablar de una temática concreta, sino de una técnica determinada, una forma de expresar. Mi temática es muy contemporánea, pero técnicamente soy clásico.

-¿No le tienta probar otros estilos?

-Esto no es un proceso, no estoy cogiendo una base para desarrollar después mi personalidad como pintor. Es que quiero ser clásico. Hay una preocupación enorme por ser conceptual, como si no pudieses quedarte en la pintura clásica. Yo creo que es una equivocación, que si hay una evolución esta debe ser inconsciente, no buscada. La verdad es que la técnica, para mí, está en un segundo plano. Lo importante es contar historias. El pintor es igual que un escritor, y estos no se preocupan por el tipo de letra que va a utilizar el editor. Lo importante es el contenido, contar algo.

-Es usted un narrador.

-No me veo diferente de alguien que hace películas o que escribe novelas. Somos todos creadores y nos dedicamos a contar historias, pero con herramientas diferentes.

-Fue uno de los impulsores de la iniciativa Estudios Abiertos.

-Se hizo para dinamizar el ambiente cultural y artístico de la ciudad. Hubo un momento en que se rompió la conexión de la ciudad con los artistas, que la hubo con el Grupo Orzán. Los estudios eran entonces un sitio para quedar. Y me gustaría que volviese a ser así. En cada estudio ves la personalidad del pintor.