«En A Coruña somos pioneros en la introducción de perros en hospitales»

Loreto Silvoso
loreto silvoso A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Los canes de terapia entrarán en el Materno para ayudar a niños con autismo

17 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Adriana Ávila fue la primera persona en España que introdujo los perros en los tratamientos terapéuticos. Ella había empezado en 1989 en su país natal, Colombia, con los niños de la calle y continuó después, ya instalada en A Coruña, con las personas mayores de la residencia Los Magnolios. Luego trasladó sus investigaciones a la Universidad, trabajo que en la actualidad compagina con el proyecto de la Fundación María José Jove para saber si los perros influyen positivamente en los niños con autismo y diversidad funcional.

-Dígame que los que hablamos con los perros no estamos locos.

-No lo estamos. Mi perra Nica, que fue la primera perra de terapia asistida aquí y ya murió, era capaz hasta de tomar sus propias decisiones en las clases de terapia. Cuando yo decía, por ejemplo, «¿Qué más hacemos...?», ella me traía los objetos para que jugáramos con los niños.

-Me deja más tranquila.

-La relación con un perro es súper fácil. Ellos nos acompañan a todas partes, observan nuestras rutinas, no nos juzgan y nos tienen muy estudiados. Con que subamos una ceja, ya saben de qué vamos.

-Dado que solo ven en blanco y negro, pensaba que se fijaban más en la voz o en nuestras emociones, que en la expresión corporal.

-No se crea, están muy pendientes de nuestras expresiones.

-Si les sonreímos o les ponemos cara de susto, reaccionan.

-Totalmente. Pruebe a ponerle al suyo una cara de sorpresa.

-Pero también captan nuestro estado de ánimo.

-También. Si estamos tristes, se nos acercan más. Si estamos alegres, se activan. Si nos duele la barriga, nos acercan el hocico.

-¿Los perros de terapia suelen ser de alguna raza en especial?

-No. Pueden ser casi de cualquier raza, depende del carácter del perro. Sobre todo hay labradores, golden... Nosotros tenemos, por ejemplo, a Fusco, que es un can de palleiro, o a Venus, que es un perro de agua.

-En una terapia, ¿qué puede conseguir el perro que no logre el especialista?

-Los perros tienen más facilidad para relacionarse y comunicarse con estas personas.

-¿Cómo ayudan, en concreto, a los niños con autismo? ¿Están viendo avances ya?

-Sí, estamos viendo muchos progresos. Los perros logran un nivel de acercamiento que no consigue el adulto.

-¿El niño se abre más con el animal?

-Sí, porque los animales les llaman más la atención. Además, para ellos, el perro es un ser que está quieto, tranquilo, que les observa pero sin juzgarles. A nosotros nos delata el tono de voz, la expresión...

-Oiga, ¿y esto no funcionaría con un gato?

-También hay gatos de terapia, pero tienen que ser muy calmados, que les guste mucho el mimo. En Estados Unidos sí los hay.

-¿En otros países van más avanzados que nosotros en materia de terapia asistida con animales?

-Sí, hay países en los que ya se permite el ingreso de los perros en los hospitales. España está avanzando y aquí, en A Coruña, fuimos los pioneros. Este equipo presentó en 1999 la primera ponencia sobre el tema en un congreso internacional de Alzhéimer.

-Tras la fase previa, entran los perros en el Materno.

-Sí, ¡al fin! Estamos emocionados y deseando empezar.

«Me vine desde Bogotá por amor y ya llevo aquí más de veinte años»

-Los estudios realizados hasta la fecha apuntan a que los niños que se crían con un perro en el hogar son adultos más felices y seguros de sí mismos.

-Más felices, sí. ¿Y sabe qué? Más responsables consigo mismos y con su entorno. Los niños que son educados con un animal cerca suelen ser más sensibles a la hora de cuidar el medio ambiente y la naturaleza.

-¿Por qué cambió Bogotá por A Coruña?

-¡Pues fue por amooor! Llegué a España, en concreto, a Madrid, para hacer un posgrado de atención temprana con los niños. Unos amigos me invitaron a su casa de Galicia, me presentaron a mi actual pareja y hasta hoy.

-Así que se enamoraron y decidió quedarse aquí, en A Coruña. ¿Hace cuánto de eso?

-Pues ya llevo en España 24 años y juntos, 20 años.

-Está totalmente adaptada.

-Sí, sí. Yo estoy encantada. Los gallegos requieren y dan mucho cariño. Lo ves, sobre todo, con las personas mayores. La que más disfruta de la clase con ellos soy yo. Son tan observadores que se aprende mucho de ellos.

-Pues les escuchamos poco, en general.

-Sí, creo que hay que hablar con ellos más.

-¿Vuelve a menudo a su país?

-Sí, voy todos los años. Tengo proyectos allí también con terapia asistida con animales. Fue donde empecé con esto, de hecho.

-Aún así, ¿hay alguna comida que eche de menos en el día a día?

-El ajiaco, que me encanta.

-¿Y no lo puede hacer aquí?

-Sí, pero no, porque me faltaría una hierba. Pasa como con los grelos, que si no son de aquí...

-...que si no son de aquí, el cocido no sabe igual.

-Eso es .¡Los grelos me encantan! Y también el caldo y el pescado. Aquí se cocina muy rico.