Mustafá, el lotero ambulante, le dejaba al Estado una herencia de 37 millones de pesetas

Á. M. Castiñeira

A CORUÑA CIUDAD

Mohamed Hasán Mustafá, en los años sesenta
Mohamed Hasán Mustafá, en los años sesenta . Alberto Martí

Falleció sin nombrar heredero y sin que se le conocieran parientes, en abril de 1996

13 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Corría el rumor de que Mustafá había ganado millones con sus pequeños negocios. Vendiendo toda clase de cachivaches en la posguerra. Después, helados en verano y castañas y cacahuetes en invierno. Pero, sobre todo, décimos de lotería por las calles y los bares de la ciudad. Esta última ocupación era la que lo había hecho más conocido en A Coruña, donde este jordano se había asentado, se decía, tras haber llegado a Estados Unidos como polizón y ser expulsado. Muchos (la mayoría) pensaban que aquellas habladurías se quedaban en eso, en chismes, porque ni la apariencia ni el empleo de Mustafá encajaban con los de un millonario.

Y llevaba muerto ya dieciséis años el pequeño ambulante cuando se descubría lo que su cuenta corriente había guardado un día. Nada menos que 37 millones de pesetas. Sin nombrar heredero y sin que se le conocieran parientes, aquella suma quedaría a recaudo del Estado, que era, precisamente, a través del que se daba a conocer la noticia, tras una reunión de la Junta Provincial Distribuidora de Herencias celebrada en la sede del Gobierno Civil.

Cómo había logrado semejante ahorro Mohamed Hasán Mustafá nadie lo sabía a ciencia cierta, aunque había quien lo sospechaba. Explicaba una exempleada de la administración de lotería en la que había empezado como vendedor callejero que solía quejarse de que no ganaba ni para comer. «Aunque sabíamos que era mentira, porque tenía mucho dinero, le dábamos algo para que comprara un bocadillo. Aun así, luego iba a la plaza y adquiría fruta o pescado que ya no estaban en muy buenas condiciones y que, lógicamente, era más barato. Por no gastar -aseguraba la mujer- hacía lo que fuera».