Una victoria con aroma de derrota

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

La Marea encauzó la aprobación del presupuesto, pero las enmiendas son un jarro de agua fría para Ferreiro

02 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Nadie en María Pita recordaba que un gobierno local aprobase un presupuesto sin un solo voto en contra, una victoria total. En sus primeras intervenciones para defender las cuentas, Xulio Ferreiro parecía dispuesto a lucir ese logro, que por entonces solo era una posibilidad, glosando las virtudes de un documento fruto «da vontade de consenso» con la oposición. Unos presupuestos «centrados nas persoas» que son los que «A Coruña precisa».

Pero cerró su segunda intervención denunciando una conjura PP-PSOE para lanzar una «moción de censura encuberta» a través de sus enmiendas.

Reforzó ese mensaje después. Cargando con dureza contra los socialistas, a los que acusó de negociar peor que sus «fillos de cinco anos cando queren o leite pola mañá», de aliarse con un partido -el PP- marcado por la «corrupción», de «ocultar o seu verdadeiro interese, que é desgastar o goberno, aínda que se leven por diante á cidade». Tras las descalificaciones, dio otro giro y ofreció al PSOE un receso de diez minutos para negociar. Les pidió sus votos para tumbar las propuestas del PP a cambio de aceptar la enmienda socialista, en la que, afirmó dos veces, había un «descadre de 400.000 euros de superávit». Luego admitió que no había tal descuadre.

El receso no cambió nada. El presupuesto se aprobó sin un solo voto en contra. Salieron adelante las enmiendas de Marea, PSOE y PP, y al cerrarse la sesión olía a derrota absoluta.

La conclusión de Ferreiro

El resultado del pleno fue un gobierno «atado de pes e mans», en «unha situación moi complicada», dijo el alcalde, y unos presupuestos que «se van parecer pouco ao que trouxemos ao pleno», explicó, a consecuencia de las «enmendas danosas do PP».

Unas propuestas, las de los populares, que afectan a un millón de los 244,5 que conforman las cuentas, el 0,4 % del total, y a las bases de ejecución. Ferreiro incluso se refirió con ironía al «nivel» de las mociones de ambos partidos, incluyendo la del PSOE que antes estaba dispuesto a asumir. Aseguró que Dapena le había confesado «un pacto» con el PP durante el receso, algo que el socialista negó acusándole de mentir. Ferreiro también avanzó problemas para organizar las fiestas o la llegada de la regata de grandes veleros. Vaticinó una situación «moi complicada para a cidade». «Excusatio non petita, accusatio manifesta», respondió una concejala del PP al oír sus palabras.

Una mañana de locos

Ese fue el colofón a una mañana espídica, marcada por las idas y venidas de enmiendas. El BNG hizo pública después la autopsia de la jornada. A su correo electrónico llegaron enmiendas a las 9.03 horas, las 10.20, 10.46, 11.03, 11.23,11.42, 11.53 y 11.58. Todos los grupos menos ellos las plantearon. Pero al llegar al pleno la Marea había retirado las dos suyas, de las 10.20 y 10.46, y Ferreiro criticó la presentación de «diversas enmendas, algunhas esta mesma mañá». Toda la oposición le recordó que también la suyas -que recogían sus últimas ofertas al PSOE- se presentaron por la mañana, y más tarde, en el receso, plantearon una más.

La sobredosis de enmiendas no informadas llevó a la portavoz del BNG, Avia Veira, a pedir la retirada del orden del día en su primera intervención. El alcalde rechazó hacerlo por responsabilidad, aunque admitió que quizá sería la mejor opción. Veira salió poco después de la sala, borrándose de un pleno del que la cortesía también se estaba yendo.

Una sesión bronca

Los intercambios entre el alcalde, Rosa Gallego (PP) y José Manuel Dapena (PSOE) fueron muy duros. El socialista le acusó de «traicionar el mandato de los coruñeses», de «sectarismo y prepotencia», de «inventar la curiosa fórmula de pasar el rodillo de la minoría», y les advirtió «han decidido prescindir del PSOE en estos presupuestos, allá ustedes».

Gallego le felicitó con ironía por traer el presupuesto «con solo cinco meses de retraso», de gobernar «de viaje en viaje, de reunión y foto con alcaldes podemitas a reunión y foto con alcaldes podemitas, y de hotel de cinco estrellas a hotel de cinco estrellas». Le reprochó «no tener ni una idea nueva para la ciudad», y «haber convertido a las entidades sociales en rehenes para forzar el apoyo a sus presupuestos». Afirmó que las cuentas eran un «desmadre de propaganda» y de que «externaliza más servicios que nunca», dos de las cuestiones que enmendó el PSOE.

La respuesta del alcalde no se quedó corta. Habló de «simulacro de negociación» del PSOE, de pacto encubierto... Fue subiendo el tono y cuando llegó el momento de votar las enmiendas la tensión se respiraba en el ambiente, y el regidor subió el tono cuando Gallego le pidió que aclarase qué moción exacta se estaba votando.

Habrá una segunda parte cuando llegue el día de la aprobación definitiva, quizá sea otro «esperpento», como calificó la sesión de ayer Avia Veira, a pesar de que se marchó antes del clímax.