«Que tengamos aulas con goteras en pleno siglo XXI es una vergüenza»

Fernando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Exige que se arreglen con urgencia las deficiencias de los colegios

07 mar 2016 . Actualizado a las 13:23 h.

«Preséntame como un padre de alumno, que es al fin y al cabo lo que soy». Así pide ser introducido Lois Taboada, pero su currículo en el movimiento asociativo de los padres de alumnos es mucho menos modesto. Vicepresidente de la Federación Provincial de ANPAS de A Coruña, secretario de la Confederación de ANPAS de Galicia, vocal de la Confederación Española y, desde el pasado mes de diciembre, consejero escolar del Estado. Este es el reflejo de una vida entera dedicada a la educación desde la perspectiva del voluntario: «Tengo dos hijas, una que ya no está estudiando y otra que está en tercero de la ESO. Pero como es muy buena alumna me temo que me quedan tres años en activo», explica. Entre los logros conseguidos por las ANPA, «que merecerían un premio al voluntariado», habla sobre las deficiencias detectadas en los diferentes colegios.

-Goteras en el María Barbeito, Rafael Dieste y Monte das Moas; el Raquel Camacho con un frío que pela; el Anxo da Guarda con el patio a medio cubrir... ¿Qué le está pasando a los centros de la ciudad?

-El problema son los años. Muchos de estos colegios son de la época de los Pactos de la Moncloa, y están obviamente deteriorados. Pero que tengamos goteras en nuestros centros escolares en pleno siglo XXI es una vergüenza para el conjunto de la ciudadanía. No puede ser que unos padres estén desesperados exigiendo a tal o cual Administración algo tan elemental como que no llueva dentro del aula de sus hijos. Los recortes de gastos hay que hacerlos en otras cosas, nunca en educación.

-¿Y a quién corresponde ponerle remedio?

-Estas cosas derivan de la capacidad presupuestaria de cada Administración. Cambiar la cubierta de un colegio es una obra de cierta entidad, y la práctica habitual venía siendo que ese tipo de obras las realizase la Consellería de Educación. El mantenimiento de los centros en otros temas menores sí que corresponde a los ayuntamientos. Pero puede existir esa negociación entre Administraciones en la que se repartan sus cometidos de otra manera que estimen conveniente. Y aunque haya cambios de gobierno, estos pactos perviven. Si te casas con la viuda, te casas también con sus hijos, que suele decirse. Pero la cuestión es que a nosotros, como padres, nos da exactamente igual quién lo haga, pero que se haga con toda la urgencia que requiere una deficiencia de este calibre. De todos modos, y al tratarse de una obra que requiere cierto presupuesto, el último responsable sería siempre la consellería.

-Todos los años se abre el debate sobre si el sorteo de la letra y la división por zonas de influencia es el método más justo para distribuir las plazas en los centros.

-Eso es algo que tenemos muy debatido. Sinceramente creo que una zona única solo beneficiaría a los centros privados y concertados. Además creemos que es fundamental que los chavales estén escolarizados cerca de sus casas, cerca de sus amigos, con los que ya jugaban en el parque antes de estar en el colegio, cerca de los vecinos... Eso sumado al trastorno que implica tener que meter al niño en un transporte escolar veinte minutos a la ida y a la vuelta. O la alternativa, que casi es peor, de que sean los padres los que tengan que cruzar la ciudad para llevar al niño al colegio, con lo que complica eso algo ya de por sí difícil como es la conciliación de la vida laboral y la familiar.

-¿Qué hacemos con los más pequeños? No hay plazas suficientes.

-La oferta de la red pública de escuelas infantiles es muy rácana. Y eso lleva solo a que se incrementen conciertos con empresas privadas. Es un auténtico viacrucis conseguir plaza en una escuela infantil. Por eso pedimos que se incluya el período de 0 a 3 años en la ley de educación.

«No queremos un simple pacto en materia educativa, sino un consenso que dure 50 años»

Lois Taboada espera que se conforme el nuevo Gobierno para que se cumpla con un compromiso que, a su juicio, no puede esperar.

-¿Qué es lo que pedirán al nuevo Gobierno?

-Lo que queremos es abrir un proceso de diálogo para alcanzar un consenso en materia educativa. Y que nos lleve el tiempo que nos lleve, pero que dure cincuenta años, con las puestas al día que precise. En Finlandia, que siempre se pone de ejemplo, les llevó diez años. No queremos un pacto, como el que se está hablando de alcanzar en seis meses, queremos consenso sin ponernos plazos. Todos los grupos parlamentarios menos PP y UPyD firmaron un documento en su momento en el que se comprometían a derogar la LOMCE en cuanto la aritmética parlamentaria lo permitiese. Y tras las elecciones, y a la espera de que los nuevos grupos se unan a la iniciativa, estamos con la expectativa de a ver qué pasa.

-Se muestra muy crítico con la última ley.

-Es que ha sido un retroceso absoluto en cuanto a objetivos de la educación, la metodología y a derechos. Los padres siempre hemos participado, a través de los consejos escolares, en el control y gestión de los centros sostenidos con fondos públicos, tal y como establece el artículo 27.7 de la Constitución. Pues esta ley reduce a los consejos escolares a meros órganos consultivos sin ningún poder ejecutivo. Antes el consejo escolar tenía importancia en la elección de directores, ahora son designados directamente por la Administración.

-¿No salva nada de ella?

-Bueno, hay que reconocerle un éxito sin precedentes a José Ignacio Wert: consiguió unir a toda la comunidad educativa, desde infantil hasta la universidad, contra la ley.