«Te juegas la vida tres veces seguidas para hacer la compra», dicen los vecinos de Eirís

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MÍGUEZ

La falta de un acceso en Pedralonga obliga a coger el coche o cruzar tres carreteras por pasos sin señalizar y casi campo a través

03 mar 2016 . Actualizado a las 20:05 h.

Si los vecinos de Eirís fuesen caminando todos los días a Alcampo para hacer la compra, los marines tendrían una oficina de reclutamiento en el barrio. Para llegar al centro comercial o acercarse a Palavea, los residentes afrontan un corto pero muy peligroso paseo que casi parece un circuito de pruebas. Deben cruzar el nudo que enlaza Alfonso Molina y la carretera de Santiago, cruzando tres viales por pasos sin señalizar y con iluminación escasa; además de dos zonas verdes, una de ellas en pendiente, atravesadas por senderitos construidos por el paso regular de peatones. En todo el camino solo hay un tramo de acera de 30 metros, y el resto del tiempo deben utilizar el arcén de unos viales por los que pasan coches, autobuses y numerosos camiones.

La nota surrealista la pone el esqueleto de hormigón de la pasarela peatonal prevista en paralelo a la calzada de la carretera de Santiago. Empieza en un arcén lleno de charcos con un campo y termina 50 metros más allá en el mismo arcén lleno de charcos con su campo. Saltándose el quitamiedos es posible pisar su pavimento de hormigón, todavía sin tratar y con los bordes afilados. Su extremo más próximo a Palavea está cerrado con una valla.

La única opción son 40 metros de acera de hormigón y sin barandilla situados entre ella y la calzada. Empieza y acaba en el mismo arcén encharcado.

Ese es el tramo de lujo, luego queda embarrarse los pies en las corredoiras de las zonas verdes y jugarse el tipo al cruzar los tres viales, y mejor hacerlo rápido porque el tráfico es denso y la visibilidad difícil dada la complejidad del nudo viario.

Hace unos meses atropellaron a un hombre y esos mismos días hubo un accidente con una motocicleta, cuenta Guillermo Moure, vecino de la zona desde hace diez años, que no quita importancia al peligro que corren los residentes: «Para ir a hacer la compra te juegas la vida tres veces».

Los accidentes, explica, son bastante habituales y, como otros vecinos de la zona, se pregunta para qué se hizo la pequeña acera en la carretera de Santiago.

La solución a los problemas de comunicación entre los dos barrios pasa por la construcción de la deseada pasarela de Pedralonga, incluida en el proyecto de remodelación de Alfonso Molina que plantea el Ministerio de Fomento. El gobierno local respalda esa infraestructura, y el alcalde, Xulio Ferreiro, se ha comprometido a darle prioridad.

La pasarela es un anhelo «desde hace muchos años» de los vecinos de ambas zonas, recuerda una mujer que a eso de las 16.30 horas atravesó el peligroso circuito entre los barrios. Le toca recorrerlo a menudo, porque lo usa para ir al trabajo. Ayer iba con prisa, aunque se guardó mucho de cruzar con prudencia.