La movilidad en el área metropolitana
A CORUÑA CIUDAD
Nos movemos en un espacio policéntrico con límites marcados por los flujos de tráfico, que lo convierten en una unidad funcional, con distintos núcleos y una red relativamente articulada de centros y sistemas urbanos de distinto tamaño.
Definir la movilidad exige implicar a los ciudadanos a través de «pactos por la movilidad y mesas por la movilidad». En el área existe un modelo de ciudad fragmentada y difusa, y un modelo de movilidad en el que el vehículo privado es el protagonista, frente al papel secundario del transporte colectivo público y el marginal de los modos no motorizados.
Una estrategia de movilidad urbana debe estar integrada en un sistema global de sostenibilidad que permita cubrir las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras.
La política de movilidad se debe articular en tres ejes: Coordinación, a través de la creación de consorcios de transporte metropolitano; planificación, mediante la implementación de planes de ordenación del territorio y de movilidad sostenible, e inversión en nuevas infraestructuras y servicios de transporte público.
Sería conveniente la creación de consorcios de transportes, que pueden asumir competencias en materia de ordenación y coordinación de la red de transporte público, con la incorporación de principios de orden, coordinación y profesionalidad. Permiten que exista un interlocutor único en materia de transporte y que se actúe integralmente en el territorio y las necesidades de los ciudadanos.
Es necesario ir hacia la integración en el sistema, de infraestructuras ciclistas con vías y aparcamientos seguros, como factor clave para que la bici sea un modo de transporte y no solo un elemento de ocio, que consolide la intermodalidad bicicleta-transporte público.
Debe incidirse más en la puesta en marcha de itinerarios escolares, para promover y facilitar que los niños vayan a pie o en bicicleta a la escuela de forma segura y autónoma.
El alto nivel de centralidad de A Coruña exige un programa de reducción de uso del vehículo privado entre los municipios metropolitanos y el centro, asociado a la mejora del transporte público y el no motorizado, creando nuevas áreas de centralidad en el espacio metropolitano.
Debería establecerse una actuación integral en el área estableciendo plataformas reservadas para el bus y la construcción de intercambiadores de transporte a fin de facilitar el transbordo entre modos y aparcamientos disuasorios ligados a la oferta de transporte público, con un desarrollo urbano que integre los espacios residenciales, de empleo y dotacionales, a fin de reducir las necesidades de desplazamiento motorizado.
Los aparcamientos públicos en el centro de las ciudades dan lugar a un incremento del uso del vehículo privado para acceder a los centros urbanos. El objetivo es llegar al modelo de movilidad deseado y no la atención a la demanda tendencial, de forma que el modelo condicione la demanda y no a la inversa.
Por último conviene reseñar que el tipo de estructura de esta área hace que el transporte público sea muy viable porque una elevada proporción de la población reside en áreas próximas a los corredores de transporte público. Solo falta que las diversas administraciones implicadas se tomen definitivamente en serio un asunto de tanta trascendencia para el desarrollo económico social del área y para la calidad de vida de sus ciudadanos.