Que estamos saliendo de la crisis es una verdad innegable. También lo es que llevará tiempo remediar los efectos de una crisis tan larga y profunda, como ponen de manifiesto los datos que Cáritas y la Universidad de A Coruña acaban de hacer públicos. No cabe ni el triunfalismo ni el derrotismo. Hay que seguir trabajando de manera sostenida para que, entre todos, podamos garantizar una vida digna a toda la población (y no solo a la de aquí, hay que abrir el horizonte y el corazón).
No estaría de más subrayar que si esta crisis no ha sido tan devastadora como podría haber sido se ha debido, fundamentalmente, a la impresionante solidaridad ejercida por el conjunto de la ciudadanía, así como a la eficaz colaboración de las Administraciones Públicas con las diferentes entidades sociales que llevan años prestando atención a los colectivos más débiles y vulnerables de la sociedad y que constituyen una fabulosa malla social que atenúa los riesgos y las consecuencias de la exclusión social.
En este sentido, las cosas han funcionado muy bien; el reto está ahora en profundizar en esa acción coordinada y cooperativa, con el objetivo de construir un sistema de servicios sociales cada vez de mayor calidad, más garantista, plenamente universal, equitativo, integral, integrado, eficiente y sostenible: el tercer sector es una de las grandes e innegables riquezas de este país, y de manera particular de esta ciudad.
la ciudad solidaria