Habrá suspense hasta el último segundo. La primera semana de campaña electoral coloca a los bloques políticos de derecha (PP) e izquierda (liderado en este caso por la Marea, que tendría que contar inexcusablemente con el PSOE y el BNG) parejos en intención de voto, según los datos obtenidos por Sondaxe. El PP se mantiene en el entorno del 40 % de apoyos, pero tiene como principal desafío en la próxima semana movilizar a esa parte del electorado que duda entre castigar las políticas nacionales de Mariano Rajoy con la abstención o el apoyo a otra fuerza política sin entrar a valorar el trabajo desarrollado por Carlos Negreira a lo largo de los últimos cuatro años. Quizá por ello, la llamada al voto útil -incluso de los socialistas moderados, como reclamó Alberto Núñez Feijoo- será una de las estrategias de la última semana.
Falta por ver la reacción del electorado del PSOE, que se mueve en sus peores expectativas de voto de la democracia. Los socialistas apelan a una encuesta interna que les mantiene como segunda fuerza, por delante de la Marea Atlántica. De hecho, Pedro Sánchez prevé desembarcar el viernes en A Coruña antes de cerrar campaña en Madrid para dar un último empujón a su candidata, que de momento opta por una campaña de baja intensidad, basada en la cercanía y los pequeños actos en los barrios.
La fotofinish entre PSOE y Marea será determinante para la aritmética poselectoral. A priori, Mar Barcón, y buena parte de sus militantes, tendrían que asumir la enmienda a la totalidad a la etapa del vazquismo -y sus seis mayorías absolutas- que propugna la alianza liderada por Xulio Ferreiro.
A la expectativa se quedan los dos partidos que pelean por ser llave en la próxima corporación municipal. Ciudadanos ha conseguido adelantar al BNG en intención de voto y del reparto de los cuatro concejales que hay en disputa entre ambas fuerzas antagónicas en la encuesta efectuada por Sondaxe dependerán los equilibrios políticos que toque afrontar a partir del 25 de mayo. Se avecina un escrutinio emocionante.