La tarifa plana para los usuarios habituales del bus es una buena noticia, largamente esperada por muchas familias. 44 viajes suponen una media de dos diarios los 22 días laborables. Quiere ello decir que los viajeros habituales de la Compañía de Tranvías disfrutarán «gratis» -en realidad se asumirá el coste a través de los presupuestos municipales, que pagamos todos- casi uno de cada tres días del mes.
Los abonos mensuales son herramientas habituales en las grandes ciudades. El formato elegido en A Coruña no debería tardar en consolidarse y, de paso, convertirse en la mejor herramienta para pelear contra uno de los grandes problemas de la urbe: la congestión circulatoria, señalada por los coruñeses como uno de sus quebraderos de cabeza más recurrentes, junto con el paro.
El último cuatrienio ha tenido varios avances de la mano de Tranvías, como la decisión de congelar los precios y no ejecutar la subida del bus en dos ocasiones o esta nueva tarifa. Esa colaboración debería extenderse ahora a un asunto mucho más peliagudo: la reordenación de las líneas y la ampliación de algunos servicios para atender las nuevas demandas. La crisis ha obligado a aparcar, a ver hasta cuándo, proyectos como el metro ligero o sueños como el tren de cercanías. Reducir el número de coches que entran en la ciudad es la mejor política de movilidad. Y también medioambiental.