La torre del Elviña arrastra a otras

Rodri García A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Desmontan en la zona tres estructuras de alta tensión e instalan otra

17 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Ni resto de la torre de alta tensión que durante medio siglo estuvo sobre el castro de Elviña. Derribada el pasado jueves y retirada durante este fin de semana, ayer no quedaba ni rastro de su existencia dentro del recinto castreño. Pero la desaparición de esta estructura de 35 metros de alto que estaba sobre los restos arqueológicos también ha implicado el desmantelamiento de otras tres que estos días están desapareciendo. En la tarde de ayer personal de la empresa de Unión Fenosa Distribución, que lleva a cabo esta labor por encargo de Red Eléctrica Española que es la propietaria de las líneas, retiraba la última de estas torres, la más cercana a la tercera ronda. Casi a la misma distancia del nuevo vial está otra nueva torre instalada hace unos meses frente a un grupo de casas y que provocó numerosas protestas de los ocupantes de las viviendas.

La reordenación de esta línea de alta tensión ha supuesto la retirada de cuatro torres, una de ellas la del castro de Elviña. Esta línea ha sido sustituida por otra subterránea que Red Eléctrica Española instaló ya el año pasado. Desde la Consellería de Educación y Cultura apuntaban que había sido precisamente la intención de dicha empresa de enterrar estas líneas la que dio pie a una negociación que permitió, finalmente, la retirada de la polémica torre del castro sobre la que pesaba una decisión judicial que implicaba su desaparición desde el año 1965.

De todos modos, la retirada de la tensión eléctrica sobre el castro de Elviña no es total, puesto que bordeando el yacimiento arqueológico todavía queda otra línea de media tensión que estos días ha sido reforzada. Y es que la reordenación de todo el tendido no afectó a la media tensión, solo a la alta.

La situación de la torre ahora retirada había motivado que incluso Manuel Rivas, cuya infancia transcurrió en las inmediaciones del castro de Elviña, ironizara en su libro As voces baixas sobre la presencia del tendido eléctrico encima de un castro celta: «E eu tiven que facer moito esforzo para reprimirme e non enviar unha información confidencial que ningún dos sabios manexaba: ?Non vos rompades máis a cabeciña. Os celtas galaicos caeron electrocutados!?».

Ahora, los responsables del Ayuntamiento de A Coruña podrán continuar con las labores llevadas a cabo durante el verano pasado en el castro de Elviña. Una de las primeras tareas fue la limpieza de la maleza que cubría buena parte del castro en zonas todavía no excavadas que estos días han sido utilizadas para poder retirar, sin que se produjeran daños en el yacimiento, la estructura eléctrica.

Además, las excavaciones iniciadas durante la última campaña han permitido situar una segunda entrada al recinto castreño que deberá ser revisada de nuevo con el fin de conocer la importancia exacta de la misma. Serán algunas de las tareas que deberán llevar a cabo los arqueólogos durante la próxima campaña de excavaciones.

Y mientras tanto, es posible visitar los restos arqueológicos de un importante yacimiento que parece haber entrado en una nueva etapa que permitirá descubrir el alto valor arqueológico de los mismos y su importante historia.

La Casa de los Antepasados un proyecto de Gallego Jorreto abierto al área metropolitana

Entre los que se han alegrado del derribo de la torre del castro de Elviña está Manuel Gallego Jorreto, el arquitecto ganador del concurso para construir la Casa de los Antepasados. «A ver si ahora va», apuntaba ayer. Recordaba que el proyecto «lleva un montón de años hecho a la espera de empezar la construcción». Jorreto ganó el concurso internacional al que «vinieron figuras mundiales» y su idea fue elegida porque «en estas cosas también tienes que tener suerte: que el tribunal se fijase en lo que yo me fijé, suerte en que hubo una sintonía...».

Jorreto califica de fundamental el proyecto «porque era una operación a nivel metropolitano, del salto que quiere dar la ciudad -que lo dio ya realmente, pero no es reconocido administrativamente-, salto al área metropolitana, el contacto con la naturaleza, un parque a escala asequible al medio millón de habitantes con los ayuntamiento limítrofes, me parecía que era fundamental». Todo eso en un proyecto que tiene «una componente teórica entre el mundo virtual de los medios de comunicación y el mundo real, tan importante en Galicia: el bosque, el sentir el aire... Eso lo tocaba también. Quería ser actual en el sentido de tocar el fondo de esos temas tan actuales. Que el parque fuera un sitio para el turismo de masas, que fuera un sitio para el turismo personal, que se podía perder uno allí. Es un proyecto en el que yo tenía mucha ilusión».