De los restos romanos de Sobrado a las ruinas de MesíaLa comarca coruñesa se hace fuerte tras los muros de piedra de sus castillos

[XOSÉ CASTRO] [CÉSAR QUIAN] [MANUEL MARRAS] [MANUEL MARRAS]

A CORUÑA CIUDAD

El de Santa Cruz pasa por ser el mejor conservado y el más célebre, tal vez por su privilegiado enclave, pero no es el único. Culleredo, Sada y Mesía también conservan viejas construcciones defensivas

04 oct 2014 . Actualizado a las 20:49 h.

La torre de Celas es la construcción defensiva más antigua que se conserva en pie

Restos del castillo de Fontán, en Sada

El de Santa Cruz es seguramente, el castillo más conocido de la comarca

Fortificaciones históricas Un patrimonio que salpica toda el área metropolitana con interesantes enclaves que bien merecen una visita

Si lo que se quiere encontrar es el enclave militar más antiguo del entorno coruñés, habrá que trasladarse hasta Sobrado. Allí quedan los restos -algo parecido a un castro- de lo que fue un campamento romano en el que vivieron en su día entre 500 y 600 militares que, entre los años 123 y 395 de nuestra era se dedicaron a vigilar las vías de comunicación que pasaban por la zona desde ese punto. Está en Ciadella y es visitable. Si en la visita se incluye el monasterio de Sobrado, el día sale completo.

Otro viaje interesante para los amantes de la naturaleza y el senderismo -más que de la arquitectura- son los vestigios que quedan, ocultos casi íntegramente por la maleza, de la torre fortaleza de Mesía. Está situada en el lugar de A Pobra, en la parroquia de Santiago de Bascoi. Para llegar al punto exacto será mejor preguntar a los vecinos, ya que las viejas piedras apenas se ven entre la vegetación.

Parece que se construyó entre finales del siglo XIII y principios del XIV. Hace mucho que se vino abajo y quedó en un estado de abandono del que no ha salido. Aún así, merece la pena acercarse a conocerla.

El enclave militar más antiguo es el campamento romano de Ciadella

La fortificación de A Pobra se encuentra en ruinas y oculta por la vegetación

Lo poco que queda del castillo de Mesía

[E. Millares] La comarca coruñesa posee un legado artístico de primera magnitud, del que tal vez con poca justicia, apenas se destacan las construcciones defensivas. No son numerosas, pero las hay y tienen un indudable interés que los especialistas sí han sabido ver.

Seguramente el más célebre de esos monumentos es el castillo de Santa Cruz. Su enclave único hace que sea uno de los puntos más visitados y admirados, pero su valor no solo es paisajístico. Detrás tiene una larga historia que empieza en 1594 de la mano del ingeniero militar Rodríguez Muñiz. En los planes del siglo XVII era tan solo un conjunto de baterías, aunque después creció hasta convertirse en lo que hoy es, gracias a la ejecución del proyecto, de 1774, de Pedro Martín Cermeño, quien proyectó una fortaleza abalaurtada, la que hoy conocemos.

No siempre estaría en manos militares. De hecho, el castillo tiene también el valor histórico de haber sido residencia de Emilia Pardo Bazán. La célebre escritora pasaría allí varias temporadas de verano. Su hija la devolvería más tarde al ejército, que le dio diversos usos. Hasta fue un lugar de campamentos para hijos de militares antes de quedar en un estado de semiabandono del que no saldría hasta los años 90, cuando acabó en manos municipales, completamente restaurado y convertido en lo que hoy es, la sede del Ceida. La construcción de la pasarela peatonal de madera que lo une a tierra contribuyó también definitivamente a hacerlo más visitable. Son miles las personas que cada año pasan por allí.

Aunque la más conocida, no tiene el mérito de ser la fortaleza en pie más antigua de la comarca. Esa hay que buscarla en Culleredo, en la torre de Celas, vestigio de una fortificación medieval que tras haber pasado por todo y haber estado casi en ruinas, fue rehabilitada como museo etnográfico en 1994 por una escuela taller municipal.

Los primeros escritos sobre la torre que domina el valle de Veiga son del siglo XV y cuentan, ya entonces, la primera restauración de la construcción, llevada a cabo por los Andrade, tras haber sido derruida durante las revueltas irmandiñas. En el año 1523 fue donada al alcalde de A Coruña Vasco da Ponte. A lo largo de su historia fue también propiedad de las familias Freixomil y Maldonado. En su fachada lucen tres blasones, el de la primera de esas dos familias, el de Galicia y el de los Andrade.

Edificios desaparecidos

Menos éxito tuvo a la hora de sobrevivir al paso de los siglos el castillo de Fontán, en Sada. En el enclave se sabía de la ubicación de la fortificación militar, una batería de costa del XVIII que vivió décadas y décadas de abandono hasta que recientemente, mediante una intervención mínima, se pusieron a la vista los restos de antiguos paramentos de piedra y se ubicó allí un cañón como los que habría en la época en la que vigilaba la ría.

Ese castillo formaba parte de un amplio sistema defensivo que pivotaba en torno a la ciudad de A Coruña, en la que también se conserva, como museo, el castillo de San Antón -que como el de Santa Cruz, fue una isla- así como algún resto de la fortificación de la Pescadería. De la batería de San Amaro, del XVIII, que aguantó hasta el siglo pasado -en ruinas- ya no queda nada, y apenas hay restos de las viejas baterías de Oza. Las hubo también en Mera.

Sí quedan construcciones militares algo más recientes, emplazamientos aislados de cañones como el que estuvo en el Seixo Branco o el de Monticaño en Arteixo, puntos eso sí, sin el valor arquitectónico de los antes citados.

Los primeros escritos preservados de la torre de Celas datan del siglo XV