Luis Díaz: «Fotografié más de 120 especies en la Rosaleda, algunas muy exóticas»

Rodri García A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Díaz sigue usando una cámara de 1913 «de esas de fuelle de exposición»

18 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Su infancia son recuerdos de la calle de la Barrera; también de la aventura que suponía escalar la estatua de Curros Enríquez en los jardines del Relleno, primero saltando el agua y luego «el reto era subir hasta arriba de todo». Alguno, como su hermano, acabó descalabrado en la aventura. La Rosaleda era otra espacio para el esparcimiento infantil y ahora ha vuelto a frecuentarla pero por otros motivos. Y es que Luis Díaz Vidal (A Coruña, 1954) ha empezado a disponer de tiempo para dedicarse a una de las pasiones de toda la vida: la fotografía. Este le está permitiendo descubrir cosas de la ciudad que a pesar de haber nacido en ella no conocía.

-¿Sabe mucho de rosas?

-Lo que sabe todo el mundo pero es muy difícil distinguir muchas porque no sabes ni que son rosas, porque en la Rosaleda hay desde las más tradicionales hasta las muy exóticas, de todos los tamaños, colores y procedencias. De hecho, este es uno de los jardines, como rosaleda, más importantes de España.

-¿Sabe que hay un proyecto municipal para reformarla?

-Ojalá que quede bien.

-¿Tiene fotos de niño en la Rosaleda?

-Las tenemos todos. Veníamos a jugar a las estatuas y subir a la de Curros, donde algunos se caían como mi hermano, que se fue sangrando a casa.

-¿Le dedicó mucho tiempo a fotografiar las rosas?

-No mucho. El problema es que aquí siempre hace viento y no puedes fotografiar una rosa moviéndose. Debo tener más de más 300 imágenes.

-¿Para una exposición?

-Nunca hice exposiciones, ni me gustan. Yo hago fotografías porque me gusta de toda la vida. Todo lo más que hago es compartirlas con un amigo, enseñárselas, como ellos me muestran las suyas.

-¿Lleva mucho tiempo dedicándose a la fotografía?

-Llevo desde antes de los 20 años, aunque ahora tengo más tiempo. La primera cámara me había costado 125 pesetas y la funda me la hicieron a medida en Zedillo, una tienda de curtidos que había en la calle de la Barrera. Quería tenerla cuidada pero entonces no había fundas. Tengo cámaras antiguas, entre ellas una Kodak de 1913 una de esas de fuelle de exposición que le había regalado un tío mío a mi padre y que había sido comprada en Míchigan. Sigo haciendo fotografías con ella.

-¿Qué tal funciona?

-Sigue funcionando perfectamente. Lleva objetivos intercambiables; tiene un punzón de hierro detrás, con una cortinilla que levantas para firmar las fotos o fecharlas; tiene trípode, que es la caja plana. Cuando me da la toleada encargo un carrete. Esas fotos salen carísimas porque es tiempo de exposición... Hice unas de noche en el Parrote con exposiciones de media hora...

-¿De media hora?

-Si, para que capte luz suficiente, y quedó muy bien. Son esas fotografías retro, en blanco y negro, son geniales. De todos modos, ahora está muy mecanizado y ya no sale como antes.

Luis Díaz Vidal fotÓgrafo aficionado