La joven a la que un hotel afeó saber gallego logra un contrato en Galicia

María Santalla REDACCIÓN / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Esther García agradece el apoyo recibido de gallegos y asturianos.
Esther García agradece el apoyo recibido de gallegos y asturianos.

Trabajará en una empresa de A Coruña durante tres meses de verano

23 may 2014 . Actualizado a las 10:29 h.

La joven madrileña a la que un hotel de Asturias recomendó que eliminase el dominio del gallego como mérito en su currículo podrá practicar sin complejos esta lengua a partir del próximo mes. Esther García ha sido contratada por una empresa de apuestas deportivas de A Coruña. Trabajará para esta firma desde finales de junio y durante un período de tres meses. Después, «verán si me puedo quedar allí o si si me trasladan a otro lugar. Todo está un poco en el aire», dice Esther, que vendrá a Galicia a cubrir las vacaciones del personal.

Cuando ya había logrado este empleo, un hotel de la localidad lucense de O Corgo que conoció su percance con el establecimiento asturiano se puso en contacto con ella para ofrecerle un puesto durante el verano. Tuvo que rechazarlo, puesto que ya se había comprometido con la empresa coruñesa pero, aún así, convino con el propietario del establecimiento que le enviaría su currículo para futuras ocasiones.

Esther García, que ya había vivido una temporada anteriormente en Galicia, durante la cual había aprendido a hablar gallego, regresará a la misma ciudad en la que había residido durante año y medio. Ahora está «muy contenta de poder volver», y espera que su estancia en la comunidad «sea lo más larga posible».

A sus 29 años, la joven madrileña asegura que la cogió por sorpresa la enorme repercusión que tuvo la carta al director que envió a La Voz narrando la respuesta del hotel asturiano a su petición de empleo -«el gallego lo puede utilizar en Galicia nada más, creo, una lástima que haya perdido el tiempo en estudiar ese idioma y no en otros más elementales», decía, entre otras lindezas, la contestación de los propietarios del establecimiento-.

Una vez que su caso se hizo público, Esther comenzó a recibir gestos de apoyo no solo desde Galicia. También desde Asturias la llamó mucha gente abochornada por la actitud de sus paisanos. «Y también del extranjero, de gente que está fuera», relata. «Solo tengo palabras de agradecimiento por todo el apoyo que he recibido, ha sido muy emocionante recibir tantas muestras de cariño llegadas de muchísimos sitios, porque gallegos hay repartidos por todo el mundo», afirma la joven, que asegura también que «donde quiera que esté, llevaré siempre a esta tierra y sus gentes en el corazón, y siempre me sentiré como una gallega más, gallega de adopción, pero gallega, ya que su gente me ha hecho sentir como una más».

El agradecimiento hacia quienes le han dado muestras de apoyo contrasta con el enfado que le causó la actitud del establecimiento asturiano. «Rabia, frustración y un poco de impotencia», recuerda haber sentido. «En ningún momento lo he entendido», dice esta madrileña a la que le llamó especialmente la atención que el rechazo viniese por parte de un hotel asturiano, dada la vecindad del Principado con Galicia.

Cuando, durante su estancia en A Coruña, decidió aprender gallego lo hizo porque «lo veía como una manera de adaptarme. Me parece que los idiomas enriquecen la cultura de un país y deben estar para eso, para enriquecer y no para separar». Un pensamiento radicalmente diferente al de la propietaria del establecimiento que la había rechazado, quien, después de que se hiciese pública la polémica, y pese a asegurar no tener nada en contra del gallego, se refería a este idioma como «dialecto», y al bable como «una cosa inventada absolutamente». «Le di un consejo con buena intención, y si no, te quedas en Galicia con tu gallego», sentenciaba la dueña del establecimiento de Llanes, que también aseguraba que no había rechazado a Esther García por su conocimiento del gallego, sino por su desconocimiento de otros idiomas que consideraba más necesarios en su local.