Las áreas de gestión clínica

Alfonso Castro Beiras EL DEBATE

A CORUÑA CIUDAD

26 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Las áreas de gestión clínica son un modo de organización que trata de centrar toda la organización en torno al paciente, razón de ser del sistema sanitario. La pregunta obvia es: ¿pero esto no es ya así? La respuesta, sorprendentemente, es no. Y para darse cuenta basta con pensar el recorrido errático que tiene que hacer el paciente entre especialistas, hospital y atención primaria y otros circuitos cuando tiene, por ejemplo, un dolor de espalda o alguna condición crónica.

El avance del conocimiento ha sido exponencial en las últimas décadas, lo que provocó una progresiva especialización de los profesionales alrededor de un órgano, una parte de este o incluso una técnica. La atención también se ha organizado y compartimentado así, apareciendo especialidades y subespecialidades.

Al mismo tiempo, la forma de enfermar de los pacientes ha seguido una evolución divergente: En lugar de compartimentarse, el perfil de los pacientes es cada vez más complejo, con dolencias crónicas y múltiples que afectan a varios órganos y tienen que ver con especialistas variados, dentro de una o entre especialidades y, con frecuencia, en diferentes niveles de atención: hospital y atención primaria, que es donde realmente tiene asiento el paciente.

El paciente, así, hoy circula (deambula, mejor, por lo errático de su tránsito) por el sistema, cuando las nuevas tecnologías permiten un nuevo modo de proceder. Se impone hacer las cosas adecuadas y de manera apropiada; es decir, en el momento que se precisa, sin demoras ni redundancias y en el lugar idóneo. Este es el territorio donde la gestión clínica puede aportar ventajas.

Para ello, la posición actual del médico en la organización del sistema sanitario tiene que cambiar. El profesional tiene una doble obligación: un compromiso innegociable con el paciente y también con el sistema sanitario que marca las directrices. Es necesario que el profesional esté comprometido, y no solo implicado, con el sistema sanitario y las decisiones que ahí se toman ya que afectan a sus pacientes (presentes y futuros). Es el profesional quien mejor conoce lo que hay que hacer, el cómo y el cuándo y quién debe aportar las mejores soluciones posibles mediante la gestión de su conocimiento. Esta nueva manera requiere el liderazgo clínico y la interacción entre los clínicos y los responsables de la organización sanitaria.

A los gestores tradicionales les corresponde la planificación, y los profesionales, agrupados en las unidades de gestión clínica, deben aportar el conocimiento para orientar de manera adecuada esa planificación para el mayor beneficio de sus pacientes. Los directivos deben delinear la estructura de la organización y los líderes de las unidades de gestión clínica organizar a los profesionales en las nuevas estructuras. Los profesionales deben participar en el diseño de nuevos sistemas de medida que reflejen la calidad real de la asistencia, y los directivos, hacerlos posibles.

En el área del corazón del Chuac llevamos trabajando así desde el año 1996, con mayor o menor apoyo por parte de la Administración en diferentes épocas, pero sin perder este espíritu orientado al paciente. Esto nos ha permitido conseguir unos resultados excelentes, reconocidos nacional e internacionalmente.

Hay que avanzar, romper inercias y acelerar la curva de aprendizaje del nuevo modo de hacer. Una alternativa en la que se siga relegando a los profesionales de la toma de decisiones que afectan a sus pacientes no es la que quieren estos, ni la mayoría de los médicos, ni los políticos sensatos y conocedores y hacedores del sistema. Doy fe.

Todo los demás es una ceremonia de la confusión que no beneficia a los pacientes y desmotiva a los profesionales, especialmente a los mejores que están silenciosos o silenciados.

Alfonso Castro Beiras es director del área del corazón del Complejo Hospitalario Universitario A Coruña.