«Fueron 14 segundos pensando "para, para, para"»

Jorge Casanova
Jorge Casanova A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Lotero y superviviente del Alvia, recibe más peticiones de billetes que nunca

24 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

«Me voy a un psicólogo privado. No puedo esperar. Yo no perdí la consciencia en ningún momento y vi muchas cosas», explicaba el jueves Ángel Torres, desde Mera, donde su familia lo llevó a pasar el día. Moverse le resulta difícil y doloroso. Tiene la cadera y ocho costillas rotas, amén de daños en cuatro vértebras. Si se pone de pie, dice, se queda sin aire. Como cuando se pone nervioso: «Se me va la vida». Pero no se le va. La conservó aquella noche y aún destiló adrenalina para, con todas esas fracturas, ayudar a sacar a un niño y salir él: «Y fíjese, aún tengo sentimientos encontrados porque no me quito la sensación de que podía haber ayudado algo más».

Estremece escuchar su relato: «Lo vi todo. Como giraba el vagón, el ruido del roce por todo el carril, las piedras, que entraban como balas... Fueron catorce segundos pensando para, para, para... Pero lo peor es la sensación de terror ante la muerte. No sé cómo explicarlo». Ángel cuenta que es un optimista, que nunca pensó que tendría que tomar pastillas para dormir, pero que se ha vuelto un cascarrabias y que no se enfrenta a la noche sin un somnífero.

Estos días se ha producido una situación curiosa. Ángel tiene una administración de lotería en A Coruña y las ventas están empezando a crecer: «Me lo dice mi hija, que están entrando muchas peticiones de fuera». Por algún sitio se ha difundido que se salvó del accidente y que es un tipo con suerte. Seguramente lo es, pero enseguida apostilla: «Daría lo que fuera por haber seguido con mi vida de antes, porque nada de esto hubiera ocurrido, porque no hay nada que compense el dolor que estoy sufriendo».

Ángel lo entiende todo. Sabe que sus problemas son de huesos machacados, que soldarán y le devolverán a quien era antes: «Ya lo sabía cuando estaba allí. Recuerdo que estaba tumbado en el suelo, cerraba los ojos y me decía ?tranquilo Ángel, esto es solo tiempo?. Pero ahora estoy en medio de la tormenta y me molesta el dolor, que me tengan que llevar y traer. Sé que esto pasará, pero ahora es lo que siento».

Eva, su mujer, dice que Ángel está bastante bien: «Con sus malos momentos». Admite que está siendo duro, pero que han tenido mucha suerte, porque lo tienen a él y Ángel, que quisiera tener mejor humor, sonríe.

Pese a todo, tiene buenos recuerdos del hospital: «Nunca había estado ingresado y la verdad es que todo el mundo nos trató muy bien». Y ahora intenta rehabilitarse un poco por su cuenta: «Tengo cita para el 5 de septiembre, pero quiero hacer algo. Noto como se me caen los músculos de las piernas». Claro que cada movimiento es un dolor. «Los huesos se arreglan -repite-. Lo peor es la parte psicológica. A eso le tengo miedo». Y a la espera, admite. Es autónomo y todo el tiempo de baja son ingresos que no llegan. De momento, empieza a circular una cierta fama de que es persona con suerte. En primer lugar por su familia: «Quiero ser optimista. Tengo miedo, pero no estoy desesperado».