La relación entre estas dos áreas siempre fue fluida y recíprocamente fecunda, con un beneficio claro para el enfermo. Podemos recordar a Juan Rof Carballo, Domingo García Sabell o Pedro Laín Entralgo. Sin embargo, en los últimos tiempos esa relación se ha interrumpido, y hasta se podría decir que ha habido un divorcio entre ambas, lo cual provoca un claro empobrecimiento para todos. Urge dejar a un lado la estrechez de miras y recuperar lo que nunca se debió dejar de lado. En el nacimiento mismo de la bioética late esta preocupación por establecer puentes entre las ciencias biomédicas y las humanidades. A las razones habituales para justificar esta relación, se añade la necesidad de no perder de vista al paciente como persona en el contexto de una medicina altamente especializada y tecnificada. Como siempre se ha dicho, y hoy conviene recordar, no hay enfermedades sino enfermos.
Por eso, en esta época de miradas cortoplacistas y pesimismo generalizado, es una alegría saludar el nacimiento de la Revista Internacional de Humanidades Médicas así como la celebración el próximo día 22 en el Colegio de Médicos de A Coruña de una tertulia entre Diego Gracia, Andrés Torres Queiruga y Juan María Laboa sobre este mismo asunto, el de la medicina y las humanidades.