Madre e hija, acusadas de inducir al asesinato del amante de ambas
A CORUÑA CIUDAD
La víctima, un joven colombiano de 25 años, fue apuñalado en A Coruña el pasado enero
04 mar 2012 . Actualizado a las 12:33 h.Cuando el joven colombiano Yonier Alejandro Arenas apareció el 11 de enero tendido en el suelo con una puñalada en el corazón, su primo ya dio en el clavo: «A Yonier lo mataron las enaguas». En aquel momento, no sabía nada de cómo fue ni quién fue; lo que sabía con certeza es de qué pie cojeaba su pariente, su devoción por las mujeres. Porque Yonier era un chico bien parecido con un amplio currículo sentimental. Le gustaba rodearse de mujeres, pero meses antes de su muerte se rodeó de quien no debía, de una menor de 15 años y de su madre. Mantenía relaciones con ambas. A la vez. Al principio, una no sabía del romance con la otra. Pero pronto lo descubrieron. Era imposible ocultarlo después de que el joven aceptase irse a vivir en casa de ambas. Cuando la madre se enteró de que compartía amante con su hija, se presentó en comisaría para denunciar que Yonier había abusado de su hija. Horas después la retiró, una vez que el chico le prometió que no volvería a ver a la menor, según se desprende de las declaraciones de ambas.
Pero a raíz de aquello, todo se enrevesó entre ellos. La Fiscalía está convencida de que madre e hija hablaron con amistades para darle una lección a Yonier. «Solo queríamos que le diesen un susto», declaró la madre horas antes de que el juez la enviase a prisión como inductora de asesinato. Pero se les fue de las manos. El supuesto autor material acudió a la vivienda de la víctima en la medianoche del 11 de enero, en el número 13 de la calle San Diego, en A Coruña. Llamó al timbre, Yonier bajó y, junto al portal, le asestaron una puñalada en el corazón. El chico, agonizando, caminó unos metros hasta caer muerto.
Al principio, la policía no sabía por dónde tirar. Los agentes sabían que Yonier, a sus 25 años, no era hombre de una sola mujer. Ni de dos ni de tres. De muchas. De hecho, una hora antes de ser asesinado había estado con una joven en su piso. Cuando murió por una puñalada en el corazón, los agentes comenzaron a hacer preguntas a sus allegados y pronto descubrieron que la víctima mantenía una conflictiva relación con una mujer y con su hija. Tiraron del hilo y fue cuando descubrieron que la víctima mantenía relaciones con madre e hija. Y que ambas fueron a contar a dos de sus amigos que Yonier las había forzado y golpeado. Fueron estos, supuestamente, los que ese 11 de enero se presentaron a la medianoche en el domicilio del joven asesinado. A las dos semanas fueron detenidos. Ninguno quiso declarar ante el juez instructor, y en la rueda de reconocimiento a la que fueron sometidos, nadie pudo reconocerlos. Pero el juez, al igual que la Fiscalía, imputan a ambas mujeres un delito de inducción al asesinato y, por otra parte, a uno de los que acudieron al portal aquella noche lo culpan del crimen.
Yonier Alejandro, Arenas llegó
a vivir con
las dos bajo el mismo techo
La mujer y la menor, que tiene 15 años, dijeron que querían darle «un susto»