Detenida una mujer que cometía atracos en A Coruña mientras dejaba a sus hijos en el coche

Alberto Mahía A CORUÑA/LA VOZ.

A CORUÑA CIUDAD

Asaltaba a sus víctimas a punta de navaja, y su pareja esperaba al volante de un turismo con los pequeños en el asiento trasero

08 ene 2011 . Actualizado a las 03:11 h.

Ya fuera porque no tenía con quien dejarlos o porque quería tenerlos cerca, lo cierto es que cuando la detenida salía a ganarse la vida por las calles coruñesas lo hacía acompañada de sus tres retoños. Los críos, desde el coche, veían trabajar a su madre. Sin molestar. No tendría importancia alguna si la mujer se dedicara a la venta a domicilio, pero el caso es que es una atracadora que aprovechó las fiestas navideñas, el bullicio que las acompaña, para robar a otras mujeres a punta de cuchillo. No solo eso. También amplió el negocio hacia el cobre, pues la policía sabe que se llevó muchos metros de cable de unas obras en la plaza de España, de A Coruña. Hoy está en prisión y sus hijos fueron puestos a disposición de la Consellería de Familia.

Tan buena ladrona como descarada. Si bien siempre lograba su propósito cuando elegía a su víctima, no perdía un segundo en ocultar su rostro o el de quienes la acompañaban. Ya cuando cometió su primer atraco en estas Navidades, el pasado 27 de diciembre, se echó encima a toda la policía de la ciudad. La víctima pudo elaborar sin problema no solo su retrato robot, sino el de quienes la acompañaban y el modelo de coche. Vean si no: una mujer salió de su vehículo tras aparcar en una calle céntrica de A Coruña. La ladrona se le echó encima con una navaja, se la puso en el costado y la obligó a que le entregase el bolso. Una vez con el botín, daba unos pasos y se metía en un coche, donde estaba al volante su pareja, y en los asientos traseros, mirando por la ventanilla, sus tres niños. Con esas pistas, la policía no tenía más que localizar el turismo, que recorría la ciudad en busca de víctimas.

Pudieron escabullirse durante cinco días, en los que tuvieron tiempo para asaltar, que se sepa, a otras dos mujeres y robar varios metros de cable de cobre, con los que se sacaron unos euros en una chatarrería.

Siempre en coche con su amante al volante y los niños en el asiento trasero, la mujer se presentó en otra calle comercial el último día del año y esperó a otra víctima. Con el coche en doble fila, vio a una mujer que con varias bolsas se introducía en un coche. Cuando iba a cerrar la puerta, lo impidió con su cuerpo, sacó la navaja, se la puso al cuello y le exigió el bolso. La víctima se lo entregó sin oposición. El 2 de enero repitió la operación. Y de nuevo le salió redonda.