«No pensé en mí; creí que mi madre y mi abuela se morían»

A CORUÑA CIUDAD

Un joven salva a su abuela y a su madre, inconscientes por inhalación de monóxido de carbono en su piso de Mera

26 feb 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El joven de 22 años Alejandro Álvarez (Alex), salvó ayer por la mañana de una muerte segura a su abuela, Purificación García Taibo, de 80 años, y a su madre, María Purificación Naya, de 58, cuando perdieron la consciencia debido a la inhalación de monóxido de carbono supuestamente procedente del calentador de su vivienda, un primer piso del número 3 de la calle de A Braña, ubicado detrás de la laguna de Mera.

Las dos mujeres fueron atendidas en el mismo lugar por los agentes de la Policía Local, por los miembros del Servicio de Emergencias de Oleiros y por los facultativos del centro de salud de la localidad. Después de que lograron estabilizar a las intoxicadas, estas fueron trasladadas por una ambulancia medicalizada del 061 al Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña. Las dos mujeres fueron dadas de alta a última hora de la tarde de ayer después de pasar por el servicio de observación del Chuac.

El suceso ocurrió sobre las diez menos cuarto de la mañana. A esa hora Purificación García Taibo se encontraba desayunando, «sentada en la mesa de la cocina», contó Álex, que en ese momento se estaba duchando, mientras que su madre hacía las camas en otra habitación. María Purificación escuchó un ruido y se acercó a donde se encontraba su madre «y ya vio a mi abuela con la cabeza caída sobre la mesa y casi cayéndose al suelo de la cocina. Estaba inconsciente», indicó Álex.

Cayó fulminada

Los gritos de la mujer hicieron salir de la ducha al joven. «Creímos que a mi abuela le había dado un ataque o algo parecido. Que se estaba muriendo», por lo que Álex llamó a los servicios de emergencia solicitando ayuda. «Mi madre y yo colocamos bien a mi abuela, e intentamos reanimarla», mientras esperaban la llegada de los servicios médicos. Fue en ese momento cuando María Purificación también se desplomó en el suelo de la cocina.

En ese momento sonó el teléfono de Álex: «Eran los del 061 para que les confirmase la dirección». El joven muy nervioso le comunicó el desvanecimiento y la pierda de consciencia de su madre: «Me ordenaron que abriese las ventanas, que cortase el gas y la corriente». Álex cree que siguió las instrucciones, «pero no me acuerdo porque estaba muy nervioso». Sí recuerda que bajó al portal del edificio «y llamé como loco a todos los timbres del portero automático». Solicitaba ayuda, pero no había nadie en el inmueble.

Minutos después, Álex ya se encontraba «rodeado de gente que me estaba ayudando», de médicos, agentes de la Policía Local y miembros del Servicio Municipal de Emergencias. Los miembros del 061 llevaban en su equipo un medidor de gases «que detectó una elevada presencia de monóxido de carbono». La policía y el equipo de emergencias fueron los que abrieron las ventanas para ventilar el piso y cerraron los equipos de gas y cortaron la corriente, mientras los médicos trataban a las dos mujeres.

Álex no se apartó durante toda la jornada de su madre y su abuela. Es conocedor de que él se salvó y pudo salvar a sus familiares gracias a que sus continuas salidas del piso en busca de ayuda le permitieron renovar el oxígeno que estaba respirando. Recibió felicitaciones por su comportamiento, pero él le quitó importancia a su intervención: «No pensé en mí; creí que mi abuela y mi madre se morían», indicó.