Pablo Echegaray es gerente de una empresa carballesa de montajes eléctricos y telecomunicaciones. Cuando se instaló hace nueve años valoró hacerlo en A Coruña, pero «la Grela era prohibitiva. Mientras el metro cuadrado estaba a 8.000 pesetas en Carballo, en el polígono coruñés rondaba las 70.000 pesetas», asegura Echegaray. Con el tiempo, la empresa ha podido establecer una oficina comercial de gestión de energía en A Coruña.
Echegaray cuenta que alrededor de veinte operarios se desplazan todos los días a la capital coruñesa para trabajar. El gerente de Garaysa explica que tener la central en Carballo también tiene sus dificultades. La principal, sin duda, es el peaje: «Podemos gastarnos cerca de cien euros diarios. Al año esto supone más de 20.000 euros, además de la pérdida de la autopista». Pablo Echegaray explica que sus empleados pierden una hora al día en desplazamientos. Tiempo que forma parte del horario laboral y que les obliga a perder competitividad.
El gerente de Garaysa reconoce que si la central estuviese en A Coruña abarataría costes, pero asegura que los elevados precios del suelo le impide trasladarse a la capital coruñesa. «No me lo pensaría si hubiese una oferta de suelo industrial razonable. Ahora no la hay. Ni en los polígonos existentes, ni en los futuros, como el de Vío. Está el de Morás, pero también tendríamos que desplazarnos a Arteixo», explica Echegaray.