El abuelo de los Rivera Ordóñez triunfó en los años 50 y 60 en la vieja plaza coruñesa

Carlos Fernández

A CORUÑA CIUDAD

09 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Francisco y Cayetano Rivera Ordóñez son astillas de buen palo, pues su abuelo Antonio está considerado unánimemente como el mejor torero español de mediados del siglo pasado. En la antigua plaza coruñesa actuó en media docena de ocasiones, tres como novillero (agosto y septiembre de 1949 y septiembre de 1950) y otras tres como torero.

Respecto a sus actuaciones como matador, fue la primera de ellas el 31 de agosto de 1954, cortando una oreja en su segundo toro, a pesar de que el toro no le acompañó. Tras una buena faena de muleta, clavó la espada sin dificultades. Sus dos compañeros fueron Antoñete y Jumillano. La segunda ocasión sería el 4 de agosto de 1956. En el primer toro, estuvo a punto de ocurrir una tragedia, pues al matar, pinchó mal y el sable salió despedido hacia el callejón, estando a punto de clavarse en el cuerpo de un policía armada, que se agachó a tiempo. En el segundo toro, hizo una buena faena de muleta, que finalizó con una buena estocada y mereció una oreja.

«Quintaesencia del toreo»

La última corrida de Antonio Ordóñez fue inusual, pues tuvo lugar el 7 de diciembre de 1965 en una feria a beneficio de Aspronaga, que organizó su buen amigo Joaquín Menéndez Ponte. Con Ordóñez actuaron Curro Romero y Antonio Bienvenida. Lo de menos fueron los trofeos recibidos, pero La Voz destacó la actuación de Ordóñez, al que calificó como «la quintaesencia del toreo» con una «actuación portentosa» por su elegancia, pareciendo que estaba interpretando un ballet clásico.

El maestro de Ronda

Nacido en Ronda en 1932, hijo de Cayetano, apodado como El Niño de la Palma , comenzó a torear en 1948 y tomó la alternativa en junio de 1951, siendo padrino Julio Aparicio. Casado con una hermana de Luis Miguel Dominguín, tuvo con él una rivalidad taurina a mediados de los 50, azuzada por Hemingway, buen amigo de ambos, especialmente de Antonio, a quien idolatraba (se llegó a decir que tuvo por él una pasión más que taurina).

Se retiró varias veces de los ruedos, siendo la última y definitiva en 1981 con una actuación en Ciudad Real. Antes, había recibido la cruz de Beneficencia. Su hija Carmina se casó con el torero Paquirri, divorciándose posteriormente, tras haber tenido dos hijos hoy también toreros, Francisco y Cayetano.

El doctor Segura, máximo experto gallego en toros, definió así al maestro de Ronda: «Toreo clásico, de depurado estilo, marcando los tiempos; mayestático, excepcional con el capote, extraordinario con la muleta, hábil y certero con la espada.».

El maestro de Ronda falleció el 19 de diciembre de 1998 y aún le había dado tiempo de ser apoderado de su nieto Francisco.