Las plagas de chinches reaparecen en Galicia sin aparente explicación

A CORUÑA CIUDAD

Los ataques de las termitas son cada vez más frecuentes en los cascos históricos de las ciudades

20 jul 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Un insecto de apenas seis milímetros y cuya presencia se había asociado históricamente a la falta de higiene amenaza a la Galicia del siglo XXI. Cuando la plaga se creía que prácticamente se había extinguido, ahora repunta. Son los chinches de la cama, un hemíptero de picadura molesta que, especialmente en verano, azota los albergues gallegos e incluso las casas particulares. «Lo que estamos viendo ahora y que antes no existía, porque estaban asociados a la posguerra y a la falta de limpieza, son los chinches de la cama. No es normal, pero tampoco tenemos una explicación a su resurgimiento en los últimos años en Galicia», constata Enrique Trasancos, delegado en la comunidad de la Asociación Nacional de Empresas de Control de Plagas.

El chinche se une así a las tradicionales plagas de verano que incluyen desde las moscas y mosquitos hasta las garrapatas, cucarachas, roedores varios, hormigas o avispas. Pero a la relación hay que añadir otro bichito que se está convirtiendo en un pequeño azote para Galicia: la escleroderma doméstica, un pequeño parásito de la carcoma de la madera que es como una especie de avispa sin alas. «Aunque no está asociado a ninguna enfermedad, produce picaduras dolorosas», explica Trasancos, quien también advierte que se está «notando un aumento de esta especie en los últimos dos o tres años». «Ahora nos llama mucha más gente para que le hagamos un tratamiento».

Otra plaga que no remite, sino que va a más, aunque no especialmente vinculada al verano, es la de las termitas, sobre todo en los cascos históricos de las ciudades gallegas, si bien es un problema común a otras. Un reciente estudio realizado en A Coruña reveló que el 55% de los inmuebles de la Ciudad Vieja están afectadas por el parásito de la madera. «El problema es que cuando se hacen las rehabilitaciones no se tiene en cuenta este problema y, al final, siempre acaba saliendo. Las termitas se comen las vigas, los marcos de las puertas, la estructura de madera de la casa y, si no has hecho un saneamiento, al final te das cuenta de que hay que tirar con todo», relata Trasancos.