Dos cañones napoleónicos se pudren ante la desidia de las instituciones

Xosé Vázquez Gago
Xosé V. Gago SANTIAGO

A CORUÑA CIUDAD

PACO RODRÍGUEZ

Las piezas aparecieron en 1967 durante una excavación en el Pilar y hoy están en Santa Susana El párroco no quiso llevarlas a un museo coruñés porque «son parte de la historia de Santiago»

09 nov 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

L¿Criard y L¿Integre, el Chillón y el Íntegro, son los nombre de dos cañones franceses fundidos en 1767. Hoy, posiblemente después de servir en el ejército napoleónico, están en la iglesia de Santa Susana, sin que nadie sepa muy bien que hacer con ellos. Las piezas están en perfecto estado de conservación. Todavía mantienen las inscripciones alrededor de la boca de carga, los escudos reales grabados en el lomo y sus nombres en la bocacha. Estos dos hermanos gemelos de metal yacen en el suelo del templo porque ninguna administración de Compostela se ha hecho cargo de ellos. El párroco de Santa Susana, Raimundo García indicó que aparecieron cuando se levantó el pavimento de la capilla del Pilar, que había sido deteriorado por unas obras. Los cañones estaban bajo una losa situada en el centro de la iglesia y, al verlos, pensaron que se trataba de dos conducciones de agua antiguas. «Fue una gran sorpresa», recordó el sacerdote. Desde aquellas excavaciones han pasado ya casi treinta años, pero Raimundo sigue haciéndose cargo de las armas. Al principio los llevó al parque de artillería de A Coruña, donde le informaron de que estaban en muy buen estado, lo que realzaba su valor aunque se conservan bastantes cañones de esa época. Unos años más tarde, un coronel de artillería de A Coruña se interesó por Chillón e Íntegro, y propuso al sacerdote llevarlos al Museo de Artillería de Coruña. El párroco se negó «porque no quería perderlos». «Son parte de la historia de Santiago, no de A Coruña o de otra ciudad», señaló. Una historia sin aclarar Según los encargados del parque de artillería coruñés, los cañones pudieron ser capturados por tropas españolas en la batalla del Puente de la Rocha, durante la guerra de independencia. Raimundo García tiene su propia teoría, cree que las piezas fueron prendidas por guerrilleros que antes habrían eliminado a los guardias franceses, y que decidieron ocultarlos en la capilla, para evitar su recuperación por los invasores napoleónicos. Fuese como fuese, el origen de las armas todavía no ha sido aclarado, aunque el sacerdote no duda de que «un especialista en estos temas no tardaría demasiado en ubicarlos y poder contar su historia». Lo cierto es que los cañones que hace menos de doscientos años codiciaban soldados franceses y españoles, «hoy parece que no le interesan a nadie». El párroco albergó durante algún tiempo la idea de colocarlos en la entrada de la capilla del Pilar. Sin embargo, decidió abandonar esta idea por el riesgo de que alguien intentase robarlos o que, simplemente, los vándalos los convirtiesen en objeto de sus entretenimientos. Raimundo García afirma que en los últimos tiempos la Administración sólo se ha interesado de forma esporádica en las armas. A estas alturas no se explica como es posible que Chillón e Íntegro hayan permanecido en sus manos casi treinta años, desde que fueron desenterrados del Pilar.