Carlos López Crespo, el político dialogante del PP que susurraba en portugués

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

COIRÓS

MARCOS CREO

Fallece el diputado que fue alcalde de Outes durante 21 años

22 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Carlos, hemos pensado que serías un gran candidato a la alcaldía de Outes». Con este ofrecimiento, evocado ayer por el exalcalde de Ribeira y senador José Luis Torres Colomer, empezó en 1995 la larga carrera de Carlos López Crespo en la política local, coronada con un escaño en el Parlamento gallego desde el 2016. «Pero eu non quero militar no PP», objetó Crespo para defender su independencia. «E quero tamén un compromiso de melloras nos colexios e o instituto de Outes», añadió a la lista el maestro antes de dar el paso.

Todo eso se le concedió, así que López Crespo accedió finalmente a reemplazar como candidato al alcalde saliente, Gonzalo Pérez Villaverde, tío de su mujer. Se alzó con el bastón de mando al primer intento y con mayoría absoluta, algo que en política empieza a ser de otro tiempo, y estuvo en el cargo más de dos décadas, compaginándola a veces con un escaño o un cargo en la Diputación de A Coruña.

Claro que la independencia le duró dos años, pues en 1997 sucumbió y se afilió al PP, pero antes de agotar su primer mandato pudo cortar la cinta del IES Poeta Añón de Outes junto a Fraga.

Crespo era un gran conversador, un coleccionista de anécdotas que tiraba de socarronería para crear buen ambiente en las reuniones y mucho más taimado cuando Diego Calvo, presidente del PP coruñés, o cualquiera otro requería de su mediación para limar asperezas entre dos compañeros del mismo partido.

«Sabía cómo hacer equipo y, en los asuntos más delicados, había que estar atento a su opinión, pues acostumbraba a ser la más razonable», esgrimió ayer Diego Calvo, que le dio a Crespo la oportunidad de ir en la lista que lo convirtió en diputado, con la responsabilidad de ser portavoz de Pesca, atribución con la que el maestro estaba encantado.

Con López Crespo, que falleció ayer a los 69 años tras luchar seis meses contra un cáncer de pulmón, se va una parte de la fina ironía del PP. Se marcha el hombre que susurraba a cualquier hora frases en portugués, lengua que aprendió bien como profesor en Lisboa, ciudad que adoraba. «Água mole em pedra dura tanto bate até que fura». Lo citó en una entrevista como su refrán de cabecera. Alude a la perseverancia para lograr un objetivo, esencial en política. Y Crespo también era agua blanda capaz de horadar a quien lo escuchaba.