En busca de un castillo que no existe en Mesón do Vento

Cristóbal Ramírez A CORUÑA

CARRAL

Cristóbal Ramírez

A nadie se le escapa que por fuerza había que controlar esas alturas

31 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Y se sube y se sube, poco a poco, hasta las tierras de Mesón do Vento, para luego descender hacia Santiago. Así que a nadie se le escapa que por fuerza había que controlar esas alturas. Sin duda se ha hecho en tiempos prehistóricos (ahí está el castro de As Travesas, territorio de Carral, para comprobarlo), y con seguridad en tiempos medievales, como bien quedó demostrado en una investigación de la profesora Rosario Valdés.

Y es esa profesora la que deja una referencia clara sobre el castillo, sin duda humilde, que hubo en esa parte alta, un lugar idóneo como destino de una excursión con toda la familia, bicicletas incluidas, porque en aquellos parajes escasamente poblados el riesgo de contraer el covid se acerca al cero absoluto.

De manera que en la rotonda de la llegada a Mesón do Vento gírese a la derecha, rumbo a Cerceda por la DP-2405, y a los 700 metros cójase la pista ancha, descendente y sin señalizar que arranca a la derecha, y a los pocos metros a la izquierda por tierra. Si hay bicicletas, ese es el punto perfecto para dejar el coche y ponerse a dar pedales, y 400 metros más allá -o sea, pasando bajo una línea eléctrica-, a la misma mano, divisando arriba una vivienda blanca que es la primera del núcleo de Morgade. Y si se ha ido andando y solo se desea dar un paseo, entonces diríjanse los pasos hacia ella.

Cristóbal Ramírez

Pero si se dispone de tiempo y ganas, toca descender por esa pista bastante ancha, muy emboscada, con sombra y, desde luego, muy grata, que va a llegar casi a la altura de una pequeña corriente de agua que es precisamente el Rego de Morgade y que discurre encajonado un poco más abajo todavía.

Esa pista da un gran giro a la diestra, sin posibilidad de equivocarse porque no hay cruce alguno, y en la siguiente y larga recta, casi por la mitad desvío a la izquierda que sí se coge y en las dos dudas siguientes, también a la izquierda. Y de esa forma se llega al mismo punto pero haciendo más ejercicio: la aldea de Morgade, un par de casas cuidadas y nada menos que un templario en imponente tamaño natural dentro del recinto de una de esas viviendas, para asombro del recién llegado.

Pero ¿y la fortaleza, castillo, torre o lo que sea? Pues yendo hasta la última casa a la derecha, una pareja realmente amable señala dónde está y permite pasar hasta ese territorio histórico: un espacio saturado de vegetación -Galicia es así- en el cual, para distinguir alguna construcción medieval habría que llevar a cabo una excavación como el Apóstol Santiago manda.

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Mientras tanto, y como dice uno de los habitantes del lugar «aí rozaron moito, moito, pero non se ve nada». Y cuando se vea, seguro que también sale a la luz el castro sobre el cual todo apunta a que se edificó el castillo. Y es que desde el enclave circular de unos 25 metros cuadrados se controlaba el tráfico de personas, mercancías y peregrinos. Esos peregrinos que iban desde A Coruña y desde Betanzos hasta Santiago. Y volvían, claro.

EL COMIENZO

43º09’14’’N 8º23’36’’W.

LA AVENTURA

Llegar al solar del castillo.

LA FOTO MÁS PERSONAL

Con el rego de Morgade al fondo.

PARA REFRESCARSE

Fuente pública a la entrada de morgade.