Un gran boquete facilita a los curiosos el acceso a estas casas de Cambre que se encuentran en ruinas
03 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.La hierba de la pampa rodea, de nuevo, las casas Bailly, que a dos años de cumplir el siglo siguen a la espera del proyecto definitivo que las saque de su abandono. Mantienen una apariencia majestuosa, aunque hayan perdido su cubierta y haya árboles creciendo en su interior, lo que agranda aún más su aspecto fantasmagórico.
Las casas, que habían sufrido un importante incendio en 1969, tuvieron mantenimiento hasta principios de la década de los 80, pero a partir de ahí llegó su declive, que se aceleró en los últimos veinte años. La pérdida del tejado, otro incendio, actos vandálicos y la incursión de okupas convirtieron a estos inmuebles modernistas en una ruina y un riesgo para los que se adentran en su interior. Este inmueble de dos cuerpos había sido diseñado por Antonio Tenreiro y Peregrín Estellés en los años 20, aunque inicialmente se habían pensado como hotel finalmente se convirtieron en casas de veraneo. Fue inaugurado en 1926.
Estas edificaciones, conocidas en su día como finca El Grajal que era el nombre en bronce que tenía en un portalón ya desaparecido, no solo tuvieron un pasado ligado a la alta burguesía de la ciudad, sino uno más siniestro, ya que fueron incautadas durante la Guerra Civil y en sus sótanos estuvieron presos republicanos, antes de que pasase a acoger la escuela de mandos del Movimiento y convertirse en una escuela mixta de productores. Su ubicación aislada ha favorecido, en los últimos años, que se produzcan incursiones. Aunque hayan realizado tapiados y cierres siempre han sucumbido al interés de curiosos que han obviado que adentrarse supone un gran riesgo.
El Concello de Cambre llegó incluso a poner verjas metálicas, pero resultaron ineficaces. Ahora las casas vuelven a estar abiertas. La fachada principal del ala izquierda presenta un gran boquete a un metro y medio de altura. Incluso han llevado al exterior unos bloques para facilitar el acceso por esa nueva ventana desde la que se aprecia las incontables pintadas que decoran las paredes, la desaparición de toda la carpintería y las tablas caídas de la planta superior, ahora inaccesible.
En el interior ya no queda ni qué sustraer ni que dañar, pero sigue generando curiosidad una mansión que en su día contaba con 22 habitaciones, grandes lucernarios y un interior con madera de tea, en el que destacaban los mosaicos. Las Bailly, que debe su nombre a su primer propietario Julio López Bailly, continúan teniendo interés para los amantes del urbex, como se denomina ahora la exploración en propiedades abandonadas.
Proyectos para la zona
Las sucesivas ampliaciones de la carretera N-6 fueron socavando el extenso terreno de una propiedad cuya espectacularidad aún se puede ver en imágenes de la época y venía marcada por sus jardines con unas grandes escalinatas y un estanque. Actualmente, tras varios proyectos que no llegaron a buen puerto, las casas son propiedad municipal y el Concello promovió una modificación puntual de las normas subsidiarias, aprobada definitivamente en el 2021 con el fin de lograr fondos para iniciar su recuperación.
Cambre anunció una transformación urbanística en su entorno que permitirán acondicionar 4.000 metros cuadrados de zona verde. Buscan crear un gran paseo peatonal entre la Casa da Cultura Vila Concepción, las casas Bailly y el puente que permite la conexión de O Graxal, lo que permitiría unir esa zona de Cambre con el paseo marítimo de O Graxal y O Temple.
Esta semana desde el gobierno local se especificaba, al respecto de los plazos, que ya «quedaron resoltas as dúbidas sobre o proxecto dende as Administracións correspondentes, e xa contamos con el aquí no Concello». El siguiente paso será someter el proyecto a aprobación inicial.