UXÍA RODRÍGUEZ
/
LUCÍA CANCELA
El monóxido de carbono (CO) es el gas tóxico más común. Es incoloro, inodoro e inflamable, pero puede ser mortal. Un veneno silencioso porque es difícil darse cuenta de su «presencia» en el aire. El monóxido de carbono entra al organismo a través de los pulmones y es transportado por todo el cuerpo a través de la sangre. Se produce mediante la combustión de gasolina, madera, propano, carbón y otros combustibles. También ocurre en los aparatos eléctricos y los motores que no se ventilan de forma adecuada, en particular en espacios cerrados, y pueden generar que el monóxido de carbono se acumule hasta alcanzar niveles peligrosos: «Es silencioso porque el paciente no se suele enterar y genera todo un conjunto de síntomas inespecíficos», explica la doctora Laura Quintas, miembro del Grupo de Urgencias y Emergencias de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) y profesional de la Ambulancia de Soporte Vital Avanzado en Foz.