Las fachadas de Cambre cobran vida

Melissa Orozco / C. A CAMBRE / LA VOZ

CAMBRE

Hasta el domingo se celebra el festival Cromático con reconocidos artistas

01 ago 2021 . Actualizado a las 00:11 h.

Un brochazo blanco para empezar, luego una cuadrícula, un boceto de guía y por último lo más importante, el color. Tres paredes hicieron las veces de un generoso lienzo que acogió a los muralistas Franco Fasoli Jaz, Slim Safont y Edgar Goás Wedo en la cuarta edición del Cromático Mural Fest que se celebra en Cambre durante esta semana. Los artistas pasaron de los pínceles a las brochas, del caballete a los muros y del museo a la calle para habitar la localidad desde el muralismo. Una niña que baila para celebrar la salida de la pandemia, una mujer con morriña al buen estilo del Art Noveau y una misteriosa fogata entre animales del bosque, estos fueron los personajes principales de los nuevos murales que lucirá el municipio.

«Pensamos que el arte solo se puede ver en los museos, nosotros lo traemos directamente a la calle, al barrio», dice el barcelonés Slim Safont, quien dio una nueva cara a una fachada de la rúa Amil. Su obra tiene como protagonista a una niña, la imagen se inspira en una fotografía familiar de su compañera Nami Gradolí. Ambos piensan que el mural evoca el divertimento dentro del hogar. El mural adquiere mucho sentido justo cuando se supera una temporada de confinamiento en la que las personas estuvieron encerradas en sus casas y buscaban formas de pasar el tiempo.

El sentimiento de la añoranza cobró vida en la pared de la calle Río Miño con la obra en proceso del pontés Edgar Goás Wedo. El muralista buscó conciliar su estilo punky con las pinturas del artista checo Alfons Mucha, reconocido por plasmar la figura femenina de una manera delicada. El pintor hacía uso de ornamentos naturales, un elemento que Wedo toma para dar un toque de morriña, amor por la tierra y las curvas de la naturaleza en su nuevo mural.

El proceso tuvo varias etapas, primero se comenzó por una capa blanca para tapar las grafitis que estaban antes en la fachada. «Hago la primera capa blanca para que la pintura resbale mejor, si no, la pared absorbe mucho y te cuesta dar color», apuntó. Después ocurrió la magia, se pintó una plantilla inicial, la silueta del personaje principal y se plasmó la idea original del boceto.

Hay quienes prescinden de guías y enfrentan la pared en blanco. El artista argentino Franco Fasoli decidió que el muro del Polideportivo Sofía Toro lo dotara de ideas. Su camino fue libre, contó que una vez vio el muro y sus alrededores, notó las colinas, los bosques a lo lejos del municipio. Así surgieron sus personajes, un grupo de animales, entre aves y felinos que se reúnen alrededor de una fogata como si fueran a conversar.

«Muchas veces he hecho murales con ideas muy cerradas pero también me permito ciertas libertades, me interesa que haya variedad entre mis murales. Estoy tratando de transmitir la sensación que me deja Galicia en el mural, dejo que la obra se vaya realizando día a día», dice Fasoli. Los muralistas resaltan que el festival les dio libertad creativa para realizar sus obras, pues, no había una temática especial o una condición salvo su deseo por alegrar con color los barrios de Cambre. Cada artista empleó cerca de 100 litros de pintura plástica, brochas y rodillos para los murales.

Para los artistas, pintar murales es una manera distinta de habitar la ciudad y compartir su trabajo con colegas a la vez. Según Wedo, «lo más bonito de pintar murales es cuando se acercan los vecinos, te llegan con agua o una cervecita. Estamos acostumbrados a ver los cuadros ya terminados. La gente no siempre tiene la oportunidad de ver cómo se hace una obra desde cero. Si vas por la calle, te encuentras con murales como estos sin querer y le das vueltas a lo que has visto».

Los murales también funcionan como un disparador para que las personas se interesen en otras manifestaciones artísticas. Fasoli está convencido de que tanto los museos como el espacio público conviven en el mundo del arte. Aunque ambos escenarios sean distintos, están vinculados dentro del circuito del arte.

El artista argentino enfatiza que los murales y los grafitis son dos mundos distintos aunque compartan el mismo espacio. En el grafiti hay una consigna básica de ilegalidad, espontaneidad y adrenalina por la inmediatez en la que se produce. Características que contrastan con la logística , la planificación y el tiempo que se emplea para los murales. «Muchos de los muralistas contemporáneos que estamos en el circuito, venimos del grafiti que es como un deporte de riesgo».

Un mural en el que todos aportaron sus pinceladas

El bosque «crométrico» es el nuevo integrante de la tradicional L del edificio Lumiera, calle Otero Pedrayo. Es un mural especial. No solo por tratarse de una anamórfica que juega con la mente de los visitantes al recrear el ambiente natural y animado de la Fraga de Cecebre, sino porque los mismos cambreses dieron vida a la obra bajo la orientación de la educadora artística Viviana Luccisano y el tatuador y artista del grafiti Tope Rodríguez.

«Estos proyectos sirven para incentivar el civismo a los chavales y mostrar que la estética a nivel de superficies es importante porque te da armonía», asegura Tope. Para el comisario del festival, Arcadio Poch, cada intervención en el espacio público es única debido al entorno que rodea el mural. Por lo tanto, esta obra tal como estaba pensada solo podía tomar forma en el edificio Lumiera.

Viviana Luccisano destacó que el trabajo con las familias, en especial, con los niños fue gratificante debido a su curiosidad por el muralismo y el grafiti. Los amigos Aarón Moreno, Lúa Barboza y Alejandro Gheorgbe, de 10 años, participaron en el mural y como los tres mosqueteros, unieron sus esfuerzos para aportar sus mejores pinceladas y sprays al mural. «Lo que más me gustó fue usar el aerosol pequeño y pintar, me divertí mucho, es muy importante hacer estos murales», señalo Alejandro.

Un festival que ameniza las fachadas de la ciudad por medio del arte

El Cromático Mural Fest inició su programación este lunes 26 de julio y finaliza el próximo domingo 1 de agosto. Ayer los cambreses recorrieron los murales de esta edición en autobús, también tuvieron la oportunidad de conocer el trabajo de los artistas e interactuar con ellos. El festival surgió como una apuesta por embellecer algunas de las zonas urbanas más castigadas por las pintadas. También pretende concienciar a los más jóvenes sobre manifestaciones artísticas como el muralismo y el grafiti.