Desconchado eterno en el templo

Toni Silva CAMBRE / LA VOZ

CAMBRE

Toni Silva

Ninguna de las obras que resucitó Santa María de Cambre ha reparado la fisura que corona el altar desde los 80

14 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Es como dejar una marca de kétchup en la rodilla del pensador de Rodin. O permitir una fuga de aire en una vidriera de la catedral de León. Algo así ocurre en la iglesia de Santa María de Cambre, mayúsculo referente del románico en Galicia del siglo XII en el que se han invertido miles de euros para sacarla de la ruina en que se encontraba hace tres décadas. Entonces, la Asociación para la Defensa del Patrimonio Histórico-Artístico de Galicia denunciaba «graves problemas de humedad, con musgo y líquenes en las paredes del interior», así como el «deterioro que las sostienen». Aludía la asociación a actuar con rapidez antes de que pasara otra borrasca similar como la que la había dejado maltrecha, en alusión al popular huracán Hortensia.

Hoy, 34 años después de aquellas denuncias, Santa María de Cambre es un templo esplendoroso, con un tejado cambiado hace pocos años por valor de 145.000 euros, obras que incluyeron otras menores. La unión de hormigón del muro exterior con la techumbre da buena cuenta de los desperfectos del pasado.

Pero ninguna de las operaciones ejecutadas en esta iglesia en los últimos años se ha parado para solucionar el desconchado visible en la bóveda sobre el altar.

-¿Es reciente?

-¿Reciente? Llevo aquí 32 años y ya estaba cuando llegué.

Así responde Manuel Quintáns, el párroco de este templo al que peregrinan los amantes del arte. «Se lo he notificado dos veces a Patrimonio, pero nada, dice que no tiene valor, que es del siglo XIX.... oiga, como si es de ayer, eso no puede estar así, en el medio y medio de una iglesia tan valiosa», razona el sacerdote.

En parte porque más de una vez se ha encontrado con escombros en el suelo del presbiterio, supuestamente vomitados por los desconchados de arriba. «Por suerte en el altar no han caído», apostilla. Dice que a los feligreses no les llama la atención, «porque siempre lo han visto así, es de toda la vida». En cambio, algunos de los muchos turistas que entran a esta iglesia sí que se lo hacen notar. «Y yo les digo que poco les puedo decir, que es una pena que después de invertir tanto en recuperar toda la iglesia no arreglen esto», indica. Es el Arzobispado de Santiago, titular del templo, a quien corresponde financiar la hipotética obra con el asesoramiento de Patrimonio.

Pintadas en el 2008

Uno de los episodios que también tuvo que combatir el párroco fue tras los carnavales del 2008, cuando parte del ábside amaneció con pintadas que resultaron muy costosas de eliminar para no dañar la piedra.