La Juventud cumple cien años

Elena Silveira
Elena Silveira CAMBRE / LA VOZ

CAMBRE

ANGEL MANSO

La sociedad, que celebra hoy su centenario, atesora auténticas reliquias que se conservan en su sede de Cecebre

11 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La sede de la Sociedad de Instrucción y Recreo La Juventud de Cecebre está llena de reliquias. Un paseo por sus instalaciones es iniciar un viaje a siglos pasados, concretamente al año 1882, cuando los jóvenes de la parroquia se reunían de manera regular «al sonido de la bujina», tal y como explicaba entonces don José Barral. Después de aquella fecha, los bailes y fiestas en Cecebre se llevaban a cabo con normalidad hasta que en 1917 surgió la idea de crear una sociedad. «A competición cun segundo salón de baile, nas festas da Nosa Señora da O, deu lugar ao nacemento da idea para crear a sociedade», explica su actual presidente, Manuel Mato Muíños. Después, todo vino rodado y el 11 de febrero de 1918 se constituyó la entidad de forma oficial. Tras ese acto «oficial» se creó una delegación en Nueva York (en enero de 1919); se inauguró el centro social (en octubre de 1922) y se abrió la escuela (el 22 de diciembre de 1929).

Una de las más veteranas

Manuel Mato explica que La Juventud de Cecebre es, a día de hoy, una de las asociaciones más antiguas de Galicia que continúan funcionando. De hecho, parece tener una salud de hierro ya que en este momento tiene 250 socios. «Pero necesitamos que haya relevo generacional. ¡Tiene que entrar gente joven! -clama Mato-. Yo llevo 20 años como directivo, y el tesorero, 30. Tan solo hay que llevar una buena planificación. No hay que temer nada, que aquí no prenden a nadie», explica con media sonrisa.

En el despacho que utiliza la directiva, los recuerdos se agolpan. «Esta mesa tiene muchísimos años. Y esta vitrina es una auténtica joya. Pesa un quintal, es una pieza entera de madera y se grabó a mano». En 1922, rezan las inscripciones.

Un pequeño museo

Y en una sala contigua, más recuerdos agolpados: la fotografía de la firma de constitución de La Juventud, recortes de La Voz de Galicia donde se narran las gestas del equipo de fútbol en Cecebre, relojes, billeteras o gafas que mandaban los socios de Nueva York como regalos, piezas de vajilla con el escudo y lema de la asociación, el primer libro de actas («¡Fíjate qué letra!», dice Mato Muíños pasando las páginas acartonadas), o imágenes de las comparsas del carnaval. «Mira, aquí están Wenceslao Fernández Flórez y el alcalde Molina, que eran socios de honor», resalta el presidente señalando otra fotografía colgada en la pared.

Ya en otro espacio de la sede, se conservan los antiguos pupitres, la mesa del maestro y de la maestra. «Porque entonces los niños entraban por una puerta y las niñas, por el otro lado del edificio. Daban clases separados, pero después se juntaban en el recreo», explica Manuel Mato. Por la noche esos mismos pupitres los ocupaban los mayores, en la escuela nocturna, una circunstancia que permitió a los vecinos aprender a leer y escribir, convirtiendo la parroquia de Cecebre en la más instruida de Galicia. «Entre los alumnos estaba mi suegro», comenta el presidente. «Y el que no venía, tenía que pagar una multa», aclara.

También colgados en las paredes se conservan los antiguos mapas de Geografía e Historia, «de un valor enorme», donde todavía existían el reino de Persia, el Congo Belga o Castilla La Vieja y Castilla La Nueva. Aunque poco se hablaría de estas cuestiones en los bailes que organizaban los socios en el salón de fiestas situado en la planta baja del edificio y que funcionaba como espacio de relación social de buena parte de la comarca. «Las chicas jóvenes bailaban debajo de los palcos para que sus madres, que estaban arriba, no las vieran», recuerda el presidente de la entidad, quien también comenta que esperan volver a sacar la adjudicación de la cantina. Otro de los proyectos previstos es la recuperación de la sala de cine, donde todavía se conservan los antiguos proyectores y que, al parecer, fue copia de uno que había en Venezuela y que construyeron los propios socios. «La idea es hacer actividades a lo lago de todo el año, pero estamos pendientes de llegar a un acuerdo con el Concello», indicó sin adelantar detalles. Mientras esa firma no llega, los socios se reúnen hoy para celebrar el centenario, en el que tras la misa y el concierto de música tradicional habrá una comida con pulpo y carne asada. Como en casa.