Ana desata el pánico en un bar de Cambre

La Voz A CORUÑA / LA VOZ

CAMBRE

Gustavo Sánchez

La resaca del temporal destapó decenas de destrozos en A Coruña y en el área metropolitana

12 dic 2017 . Actualizado a las 12:21 h.

La ciclogénesis explosiva Ana pasó por la ciudad y su área de influencia con rachas de viento de hasta 110 kilómetros por hora, dato recogido por los equipos de medición en Langosteira. En Cambre, Bergondo o Culleredo la fuerza del aire tuvo picos muy próximos a los 100 kilómetros. Este primer gran temporal del invierno dejó un reguero de destrucción e incidencias menores, aunque la suerte quiso que no se registraran daños personales.

Cambre. Quizás la incidencia más grave y de más riesgo para las vidas humanas ocurrió en la cafetería cambresa Ribadín. Eran las 20.10 horas de la tarde del domingo «y el bar estaba casi lleno, incluso había un niño pequeño con unos familiares», contó Gustavo Sánchez Taboada, el titular del negocio.

 De repente un fuerte estruendo «casi hizo moverse el local». Las responsables, unas planchas de acero galvanizado que hacían de cierre de una obra ubicada a más de cien metros de la cafetería. Estas piezas impactaron contra la cristalera del local, «un vidrio de grandes dimensiones, de seguridad y que pesa unos 500 kilos, pero que se hizo añicos».

La suerte quiso «que la puerta del local se encontrase abierta, lo que hizo que la acumulación de aire que se formó dentro del local saliese hacia fuera y llevase los cristales hacia la acera», cuentan desde Protección Civil de Cambre. «Si no fuese así estaríamos hablando de una desgracia», subrayaron.

El pánico se adueñó de los clientes, alguno de ellos por los suelos. «Lo primero que hicieron fue esconderse bajo las mesas al ver que el viento tiraba con las botellas del expositor, y que las lámparas amenazaban con caer», cuenta Gustavo. Después los camareros llevaron a la gente a la cocina para resguardarse».

A Coruña. El fuerte viento derribó parte de la cubierta del pabellón del Agra que acoge la piscina y el gimnasio. Sus responsables se vieron en la necesidad de suspender las actividades.

En Eirís se vino abajo una valla publicitaria de grandes dimensiones, y sobre la cubierta de un edificio de la avenida de Monelos cayó la chimenea de un inmueble adyacente.

El intenso aire también derribó el abeto de la plaza de la Cubela, al lado de El Corte Inglés, un árbol de unos 30 años. Ramas también cayeron en la casi totalidad de los parques de la ciudad.

Y la lluvia volvió a inundar el vial que pasa por debajo del túnel del Materno, por lo que fue necesario cortar la vía. Las goteras también afectaron a la estación de autobuses, incluso a las escaleras mecánicas.

Ana también dejó sin energía eléctrica durante la pasada madrugada la Sagrada Familia, Os Mallos, Os Castros, Castrillón, Eirís y los apagones afectaron a la red semafórica, entre otros lugares, en la plaza de Pontevedra o en el paseo marítimo.

Arteixo. Un gran pino cayó sobre un coche cuando iba circulando por las inmediaciones de O Pedregal. El conductor sufrió pequeñas heridas y tuvo que ser rescatado por sus vecinos y familiares y por los servicios de emergencia.

Además, las planchas del tejado de la factoría Bajamar 7, de la firma Pescanova, arrasaron con el mirador de un edificio ubicado frente a esta empresa. Los restos del tejado también afectaron a una empresa unifamiliar y a cinco vehículos.

La factoría de congelados se vio afectada en su producción. De hecho, la compañía tuvo que enviar productos a otras plantas de la firma ubicadas en otras zonas de Galicia, sobre todo en el área de Vigo.

Bergondo. Una fuerte racha de viento derribó un carballo centenario. El árbol cayó sobre un invernadero de última generación destruyendo por completo su estructura. «Rompeu todo, dende o teito hasta as mesas con regra incluída, pero tamén nos deixou case sen produción, sobre todo das plantas de Pascua», indicaron sus propietarios. Otras estructuras similares también resultaron afectadas. Además, una línea de alta tensión cayó sobre una vivienda generando un peligroso arco eléctrico.

Sada. Un fuerte golpe de viento arrancó de cuajo el techo de las oficinas del pabellón de deportes sadense. La avería obligó a reubicar las distintas actividades que se realizan en esta instalación.

Oleiros. Los miembros de la comisión de fiestas de Santa Eulalia de Liáns, en Santa Cruz, decidieron suspender los actos festivos previstos para el pasado domingo. Acertaron de lleno, porque sobre las 20.15 horas una fuerte racha de viento destrozó la carpa instalada, una estructura homologada para soportar vientos de hasta 110 kilómetros por hora.

Culleredo. El suceso más llamativo causado por el temporal Ana en este municipio ocurrió en el recinto del IES Crucero Baleares (la antigua Universidad Laboral), en Acea de Ama. Una ráfaga de viento se llevó por delante el sauce que presidía la entrada y que fue plantado alrededor de 1964, hace más de 50 años.

Irixoa. La caída de árboles sobre los tendidos eléctricos dejó sin luz varios núcleos urbanos, como en casi la totalidad de los municipios del área metropolitana. Los más perjudicados fueron los vecinos de Ambroa y A Viña, que sobre las ocho de la tarde de ayer aún continuaban sin energía eléctrica. Además, y también en Ambroa, el fuerte viento se llevó parte de una instalación ganadera. Hizo lo propio con numerosos tejados de viviendas.

La mujer acampada en las Esclavas rechazó de nuevo ayuda tras el paso de la borrasca

La mujer que vive en el jardín de las Esclavas en una cabaña de paraguas y plásticos hecha por ella misma aseguró que el paso de la ciclogénesis explosiva apenas le afectó. Pese a que parte del chamizo sufrió algunos daños, ella, según dice, no tuvo dificultades. Pasó el día y la noche en el interior, cubierta de mantas y plásticos, lo que evitó que el agua la empapara. Horas antes de la llegada de la borrasca, aseguró los plásticos. Lo hizo sin ayuda porque nunca la quiso. Los agentes que acudieron el domingo a acordonar la zona intentaron convencerla de que pasara el día en un refugio, y ella lo rechazó. También ayer acudieron a visitarla miembros de Protección Civil y se ofrecieron a ayudarla a arreglar los daños, pero no quiso.

Mercedes, que así se llama esta mujer de 58 años, lleva junto a las Esclavas desde septiembre y en numerosas ocasiones se le ofreció un refugio que siempre rehusó. Desde el departamento de Xustiza Social del Ayuntamiento se intentó sin éxito convencerla para que abandonara el lugar. Las autoridades locales, según manifestó el alcalde el mes pasado, no pueden obligar a nadie a abandonar la calle.

El temporal volvió a mover placas de la cubierta de la grada de Pabellón en Riazor

Ana dejó su huella también en el estadio y puso en evidencia una vez más la delicada situación de la cubierta de Riazor, que tuvo que ser remendada de nuevo por operarios municipales que acudieron por la mañana a reparar los daños causados por el viento en la instalación.

Fuentes del Deportivo explicaron que, en esta ocasión, las placas de uralita no llegaron a volar para aterrizar en la calle Manuel Murguía después de desprenderse por completo de la estructura del techo. «Los técnicos nos habían advertido el día anterior que estarían pendientes de posibles desperfectos en la cubierta, pero por la mañana descartaron cualquier problema grave, no le dieron una importancia excesiva», añadieron estas fuentes. El propio Ayuntamiento notificó por la tarde que la instalación se había visto afectada.

Las placas que se movieron fueron reparadas de forma provisional, con la idea de que la cubierta vaya aguantando hasta que termine la temporada en el mes de mayo y puedan empezar las obras para la construcción de una nueva.

En febrero del año en curso, otro temporal que cruzó Galicia de madrugada ya había causado importantes daños en el estadio, sobre todo en la zona de Pabellón Superior, donde varias placas de uralita se desprendieron tanto hacia el interior del campo como hacia la calle. Los técnicos municipales aconsejaron entonces al club que aplazase el partido contra el Betis, que finalmente se suspendería. Esta vez, según el Deportivo, «no afectará a los encuentros de Liga».

El gobierno local adjudicó el mes pasado la reforma de las cubiertas de Riazor a Arias Hermanos. Los trabajos se desarrollarán entre los días 15 de mayo y 14 de agosto del 2018 y costarán 7,2 millones de euros, un 13 % menos de lo previsto en principio.