¿Y tú cómo pronuncias Fnac?

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas CRÓNICAS CORUÑESAS

CAMBRE

24 nov 2016 . Actualizado a las 13:13 h.

Será que hay tanta gente que compra en el Maratón en lugar del Decathlon que el tema de la pronunciación no puedo dejar pasarlo de largo. Porque en esta ciudad tengo la sensación de que no todos terminamos yendo a la misma tienda, aunque esté rotulada igual. Tengo conocidos que van al Prímar, otros al Primar y algunos, los más cuquis, se acercan al Práimark, por mucho que Primark le dé nombre. Esto, claro, se ha venido complicando en los últimos años gracias a esa cadena que nos ha facilitado la moda, pero nos ha retorcido la dicción. En el fondo, hay quien apuesta que si Inditex en lugar de empezar por Zara lo hubiera hecho por Bershka no habría llegado tan lejos. No he llevado a cabo un estudio riguroso, pero puedo concluir aquí que dos de cada cuatro coruñeses pronuncian Breska sin faltar a la comunicación. Y si les das la opción lencera, escogen Oshío, mucho más exótica que Oysho, aunque se pierda el palíndromo visual del logo (se lee igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda jugando con la ‘y’ y la ‘h’).

Exterior de la tienda Fnac de A Coruña
Exterior de la tienda Fnac de A Coruña CESAR QUIAN

En ese escollo, lo comentábamos el otro día en la redacción, Fnac se ha quedado para darnos qué hablar... y mucho. Los coruñeses nos hemos perdido con tanta influencia francesa: unos quedan en ‘la efenac’, otros en ‘la fenac’, algunos en ‘el efnac’ y los más en ‘la efnac’, forma más adecuada si lo que guarda la sigla FNAC es una palabra femenina: ‘Fédération Nationale d’Achats des Cadres’. (¡Con lo fácil que era Bambuco!) Claro que en este desquicie podría triunfar ‘fenac’ como e ‘efnac’, según lo prestigiemos.

Aún recuerdo la cara de extrañeza que se le puso a uno cuando en el sur de España escuchó pedir en una cafetería ‘un coca-cola’ (partiendo de que el masculino que se escondía era el del ‘refresco’). Nos parece raro para una Coca-Cola o una Fanta, pero tomamos ‘un Trina’, o ‘un Nestea’’; leemos ‘el Vogue’, ‘el Telva’ y el YES, aunque detrás se esconda el femenino de revistas. Y es que al final a los hablantes nos gusta darle nuestro aire a la lengua.

Si no que se lo digan al afortunado que pensó que Zara Home ganaba masculinidad cuando abrió su primera tienda. ¡Non, home, non! Hoy no hay casa en que no entre ‘Zarajom’, y también el desconcierto de otras marcas. El abuelo de una amiga compra en «la CÍA», aunque traiga la ropa en una bolsa de C&A, sin que nadie entienda estos signos. Yo prefiero decir que voy a Pull para no enredarme en PullyBear, PullandBear, Pullybiar o PullyBer. ¡Stop! Las marcas son la señal de estos tiempos, lo sé, por eso la mejor anécdota me la dio un taxista al que un cliente le pidió ir, en un perfecto inglés, al «Coruña The Style Outlets». Desconcertado por tanta pronunsieison casi se despista, pero le salió el profesional que llevaba dentro: «¡Ah si! ¡Xa sei, ao Guess de Sigrás!». No hay como tener mundo.