Desde la terraza de A Artesa da Moza Crecha se ven las huertas y las viñas que nutren los platos y las copas de un local acérrimo de los productos de la Biosfera das Mariñas, el nuevo principado de los «foddies», que ya atrae a paladares de toda España
30 nov 2021 . Actualizado a las 11:54 h.Cuenta Lolo Mosteiro que cuando abrió, junto a Paula Martínez, A Artesa da Moza Crecha, les llamaron locos porque en la carta no figuraba la famosa tortilla de Betanzos. En su lugar, en este restaurante (que está a los pies del casco antiguo brigantino y tiene vistas al río Mandeo) hay una larga lista de delicias que se producen en menos de 20 kilómetros a la redonda y cuentan con un sello propio: Biosfera das Mariñas.
«La propuesta funciona, tenemos clientes que vienen desde Madrid para comer en nuestro local y es algo que hemos logrado con entrantes en los que solo hay verduras de las huertas que yo visito», explica Lolo, que varias veces por semana se pone las botas de goma para acercarse a las fincas de productores como los de Olor y Sabor y Os Biosbardos, entre otros. Los vinos de Betanzos encandilan también a unos foddies que los pueden catar sentados en una terraza desde la que se ven las viñas. Hay quienes ya comparan el lujo de beber mirando las vides brigantinas con el que ofrecen afamados destinos vinícolas de Francia, como Saumur, en la región del Loira.
La sumiller Laura Gaioso es una pionera en esta senda: hace casi dos décadas se atrevió a servir las primeras añadas de un blanco de las tierras de Betanzos, el de Lorenzo Bescansa. Fue en un local ya desaparecido, pero muy querido, de la plaza de España de A Coruña: O Gaioso. Allí Laura proponía: «¿Quieres tomar un vino muy especial?». Y sacaba sin miedo a decepcionar una copa con la esencia de la uva que peor —e injusta— prensa ha tenido, la branco lexítimo. Variedad que ahora codician enólogos como Raúl Pérez, considerado uno de los mejores del mundo, o Dominique Roujou de Boubee, un doctor en Enología y Ampelología por la Facultad de Burdeos, que trabaja con bodegas de una laderas en las que los vinos dulces son otra gran sorpresa.
Una guía de lo mejor
¿Quién le dice ahora a Laura Gaioso que estaba equivocada? Curiosamente ella ha virado su actividad laboral hacia el cultivo (Hortaecoruña). Y está ilusionada con el sello que amparará los productos de Betanzos y de todo el entorno de As Mariñas. Pronto tendrán una guía, que prepara la asesoría Paadín. Tanto Alejandro como Luis Paadín destacan la calidad de los «vinos blancos, pero alertan de que el próximo salto de la zona pasa por modernizar las bodegas y profesionalizar la comercialización del vino».
En el termómetro de las aplicaciones que evalúan las experiencias gastronómicas y turísticas triunfa la propuesta de A Artesa da Moza Crecha. «Solemos estar de los primeros en Tripadvisor, está claro que una propuesta con producto de la zona funciona», explica Lolo Mosteiro, un cocinero que lleva varios meses de itinerancia mostrando su cocina en múltiples foros: de Barcelona a Asturias, pasando por muchos programas de televisión. En su restaurante se crean tres menús en los que se visten de lujo productos de cercanía. «Jugamos mucho con los aperitivos y cada menú lleva cuatro, después llegan los platos principales y en la propuesta más larga hay degustación de postres; queremos que la gente disfrute, se sorprenda y aprenda a valorar algo tan nuestro», explica un cocinero que varía sus menús en función de la producción, siempre limitada, de sus proveedores. «Somos el local con más vinos de Betanzos: tintos, dulces, blancos, con la branco lexítimo o la agudelo —dice—. Parecía una locura, pero conseguimos que lo normal sea que en cada mesa pidan una botella de aquí».
Dos de sus propuestas:
Bacalao a la betanceira, en que el pescado lleva una marinada con la uva estrella, la branco lexítimo.
Un guiso verde de setas. De temporada, donde está la esencia del mar, las verdinas de las leiras de As Mariñas y las setas de los bosques del norte.