Monumentos que dominan la ría de Betanzos a vista de pájaro

Lo cierto es que en los alrededores de A Coruña hay mil y un sitios magníficos para hacer una excursión y sin temor al contagio porque poca gente se va a encontrar uno en su desplazamiento. Pero es de justicia reconocer que existen otros muy atractivos por el monumento o panorámica que ofrecen aunque el resto, el contorno, deje mucho que desear.

Esto último es lo que sucede cuando por la Nacional VI se enfila hacia Betanzos y se llega al impresionante santuario de As Angustias. Primera advertencia: raya continua, así que procede seguir descendiendo hasta encontrar dónde dar la vuelta.

Aparcado el coche, el visitante se encuentra ante un monumental edificio barroco del siglo XVIII y de gran altura, construido en sillares de granito sobre otro santuario anterior o al lado de este, que no era sino una simple capilla. Dice el profesor Soraluce Blond, director de una gran obra sobre la arquitectura en el provincia coruñesa, que «mestúrase a sobriedade e un profuso xogo de elementos xeométricos, xunto coa busca al alternancia do van e o macizo, co fin de producir efectos de luz sombra».

A cualquiera va a llamar la atención que solo tenga rematada una torre. ¿Por qué la otra está inconclusa? Pues no se sabe, y las teorías van desde que la muerte del hijo del cantero le impidió a este acabar con lo encomendado hasta que no hubo dinero porque quien pagaba —Juan Pueblo— dejó de hacerlo. Esta segunda teoría parece la correcta.

Los alrededores, aparte el lavadero, no admiten fotografía, en la cual saldrían desde luego cables y contenedores de basura y de reciclaje desperdigados. Sí es bonito el curso del Mandeo, allá abajo, llenando de sedimentos la ría de Betanzos y creando un paraje que impresiona.

De manera que lo mejor es subir al coche de nuevo, avanzar un centenar de metros en dirección A Coruña y desviarse a la derecha, teniendo ante los ojos señales que indican por dónde se va al pazo y al castro de Illobre.

Más adelante va a haber una bifurcación pero da lo mismo coger la derecha o la izquierda, porque es hacia la parte alta donde va a llegar el excursionista. Domina la zona la gran torre del pazo de Illobre, una edificación del siglo XVI con sucesivas modificaciones, algunas de ellas recientes, de hace menos de un centenar de años.

¿Y el castro? Pues donde acaba esa estrecha pista. Pero que nadie se haga grandes ilusiones: el paso está cerrado, de manera que solo queda hacerle una foto a distancia y contentarse con saber que está a 125 metros sobre el nivel del mar, que tiene un antecastro y una parte superior o croa y que ambos ocupan algo más de dos hectáreas, lo cual quiere decir que de pequeño no tenía nada. Y, además, era un excelente punto de observación de toda la ría: por ahí no entraba nadie sin ser visto.

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