«Imos aos Caneiros ao 50 %, só con seis prazas, para cumprir o aforo»

D. Vázquez BETANZOS / LA VOZ

BETANZOS

La pandemia recortó la subida de barcas, alrededor de 25, según el Concello

20 ago 2021 . Actualizado a las 09:51 h.

Si en otros años la preocupación era que Os Caneiros recuperaran su esencia, este año y el anterior lo que falta es afluencia. Solo una veintena de irreductibles secundaron este miércoles la primera jira. Eso sí, las restricciones han obligado, por la fuerza, a que la tradición se imponga. Comida en las embarcaciones y compadreo festivo, pero más comedido.

Dolores Vázquez

«Subo dende que teño 15 anos», comenta José María Picado, patrón del Platanito 23, una verdadera discoteca fluvial ayer en Os Caneiros. «O tradicional son as hortensias e as follas de palmeira, pero teñen picos, nós somos a xeración máis avanzada, hai quen quere ser Os Satélites toda a vida, pero nós somos da Panorama», decía con retranca para una embarcación con mesa, barra, guirnaldas de papel, altavoces, bola giratoria, láser y máquina de humo. «Imos aos Caneiros ao 50 %, só con seis prazas, para cumprir o aforo», explicaba tirando de sorna Picado, aludiendo a las restricciones que pesan sobre Betanzos, en nivel alto por el covid, y que han llevado de nuevo este año al Concello a cerrar el campo a los asiduos de la jira.

La tradición quedó restringida a los que lograron una lancha para remontar el río. Los accesos a pie estaban cerrados. «O ano pasado subimos sete embarcacións, este algunhas máis, un ano normal subían unhas 150, houbo algún que non entraba nin unha máis alí», explica Picado, aludiendo que más allá de la pérdida de una tradición, la actual situación supone un revés económico para los negocios de alimentación, que no dejaban de lamentar algunos. En su caso, hizo gasto y sus comensales disfrutaron de un menú con embutido, empanada, tortillas y filetes empanados. «Sempre levamos o mesmo», reconocía.

José Viqueira, por su parte, subió con unos amigos en el Ría de Betanzos, una embarcación de 10 metros, la más grande que remontó ayer el Mandeo. «O ano pasado non fun porque fallou a xente, dicían que non deixaban subir», comenta. En su caso, optaron por un avituallamiento a base de embutido, empanada, churrasco y pimientos. «Eu nunca engalanei, pero xa case ninguén se molesta, outros anos a véspera estaba todo o mundo adornando», comentaba Viqueira, sobre unas tradiciones que se pierden.

Dolores Vázquez

José Medín subía con cinco familiares en Rodando. «O ano pasado non fun porque estaba traballando, e este estreamos aínda agora a embarcación», comentaba en una lancha típica de Os Caneiros, con mesa. «Antes xantábamos nunha finca, pero gústanme as embarcacións e ímola usar para pasear», comentaba mientras atracaba para recoger una tripulación cargada con empanada, tortilla, pimientos y embutido.

Dolores Vázquez

Más curiosos que embarcaciones se dejaban ver ayer al mediodía en el muelle de A Tolerancia de Betanzos, paso obligado en la subida a Os Caneiros. La frase más repetida era quién subía, en una especie de censo vecinal sobre la afluencia a un rito que está documentado en 1883 y que se cree que era más antiguo.

Dolores Vázquez