Absuelven a un acusado de raptar a su pareja, agredirla y obligarla a prostituirse en burdeles de A Coruña y Lugo porque «tuvo ocasiones de huir y no lo hizo»

Alberto Mahía A CORUÑA

BETANZOS

OSCAR CELA

El hombre, que se enfrentaba a 31 años de prisión, fue condenado a 7 meses después de que el tribunal entendiese que la víctima tenía móvil, hablaba regularmente con su nueva pareja y podía moverse con libertad por Betanzos

08 abr 2021 . Actualizado a las 17:14 h.

Fue un caso muy mediático. Terrorífico fue ver el 3 de noviembre del 2017 en los telediarios y en las páginas web de las principales cabeceras la grabación del secuestro de una joven en un burdel de Lugo. El vídeo de una cámara de seguridad mostraba cómo una mujer en camisón fumaba en el pequeño porche del club Tritón. Y cómo a continuación bajaban dos hombres de un coche y se dirigían a la chica. La agarraron con fuerza. Pese a que la víctima se resistió y luchó por librarse de sus raptores, al final lograron meterla en el vehículo a la fuerza, con su cuerpo doblegado y vencido, casi en horizontal. El conductor arrancó y desaparecieron tras enfilar la N-VI, a la altura de O Corgo, donde se encuentra uno de los más grandes y conocidos clubes de alterne de la provincia lucense.

La raptada era una joven de nacionalidad rumana, de 20 años. Después de tres días buscándola, apareció deambulando por la estación de autobuses de Santiago. Contó que su marido y varios amigos la tenían secuestrada, golpeándola a todas horas y obligándola a prostituirse en varios burdeles de las provincias de A Coruña y Lugo. Denunció también que sus captores la había dejado libre tras verse en los medios de comunicación ejecutando el secuestro. Cogieron miedo y decidieron liberarla y escapar, según la Guardia Civil.

En tres días, los agentes detenían a tres hombres y a una mujer. Entre ellos, el esposo de la víctima. Todos residían en Betanzos, donde durante un año tuvieron a la joven a su merced, relataba el fiscal. Maltratándola, amenazándola de muerte y obligándola a prostituirse. Eso es lo que sostenía la acusación pública, que en el juicio pedía que la pareja de la víctima fuese condenada a 31 años como supuesto autor de los delitos de lesiones, amenazas, detención ilegal, extorsión, malos tratos habituales y delitos relativos a la prostitución.

Pero la sección primera de la Audiencia Provincial de A Coruña absolvió de los delitos más graves a los encausados. Únicamente apreció coacciones de género en la expareja, condenándolo a 7 meses de prisión. Que no cumplirá porque ya los cumplió de sobra, pues permaneció dos años en prisión preventiva, recuerda su abogado, el penalista Diego Reboredo.

¿Qué ha llevado al tribunal a librarlo del resto de delitos? Así lo explica el fallo: «No se puede aceptar que la víctima estuviese privada de libertad en los términos que pretende el Ministerio Fiscal, ya que salió a la calle, la supuesta retención tuvo lugar en una vivienda próxima a diferentes edificios públicos, conservó y usó su teléfono móvil, tuvo contacto con terceras personas a las que pudo pedir ayuda, e incluso estuvo sola en la casa, lo que permite estimar que tuvo la posibilidad de huir del lugar en el que supuestamente estaba retenida». Además, continúa el fallo, «nada consta sobre las lesiones que necesariamente deberían de haber causado los diferentes actos de violencia realizados sobre la mujer, incluso alguno de los testigos lo niegan de forma expresa». Por último, el tribunal entiende que «la pretensión del principal acusado en forzar a la víctima a prostituirse o la extorsionarla no tiene respaldo, más allá de su conocimiento sobre el ejercicio de una actividad que ella realizaba. Contra este aporte probatorio las manifestaciones prestadas por los agentes de la Guardia Civil son insuficientes por su contenido parcial e incompleto, en la medida en que su intervención se produjo tras el último incidente, que fue el que realmente investigaron, limitando la información sobre los hechos acaecidos con anterioridad a una simple indagación sobre los elementos que pudiesen ayudar a esclarecerlo, no a una pesquisa exhaustiva sobre la totalidad de la amplia y prolongada trama criminal que se atribuye a los acusados».

Pese a todo, la acusación pública siempre entendió que el principal encausado, de nacionalidad rumana y de 25 años, comenzó una relación con una joven compatriota en 2016, fijando su residencia en la rúa Lanzós, de Betanzos, «donde la sometió a malos tratos y vejaciones continuas». Hasta el punto de obligarla a prostituirse en distintos clubes de alterne, exigiéndole todo el dinero que ganaba.

El 28 de septiembre del 2017, el acusado, siempre según la Fiscalía, y sus amigos, dos hombres y una mujer, también rumanos, acudieron a un burdel donde la víctima trabajaba y, con tirones de pelo y empujones la secuestraron, manteniéndola encerrada en el piso de Betanzos durante 5 días. Fue liberada después de que la joven le prometiese a su esposo que iba a hacer todo lo que él quisiera. De nuevo la enviaron al club Tritón. Y de nuevo la fueron a secuestrar. En esta ocasión, las cámaras de seguridad recogieron el secuestro. Y así terminó el presunto calvario de una mujer que hoy, que continúa ejerciendo la prostitución libremente, sigue siendo testigo protegida pese a que a su ex pareja lo hayan absuelto.