Iglesia cerrada por la factura de la luz

Toni Silva BETANZOS / LA VOZ

BETANZOS

El párroco de Betanzos traslada la misa del templo de Santiago a otra parroquia que dispone de iluminación led

16 ene 2020 . Actualizado a las 17:10 h.

Hay una diferencia entre Dios y las deudas. El primero no ahoga. Las segundas, en cambio, acaban de clausurar uno de los iconos de la fe católica en Betanzos. Las facturas de la luz han obligado al párroco, Santiago Pérez, a retirar del servicio ordinario de misas la iglesia de Santiago, el templo cuyas torres coronan el skyline de la Ciudad de los Caballeros.

 «A partir de esta semana la misa que se celebraba en Santiago los sábados por la tarde pasará a Santo Domingo (situada en la plaza central)», explica el sacerdote. El motivo es que en Santo Domingo se acaba de instalar un nuevo sistema de iluminación led para reducir los gastos, y para el que incluso solicitó desde el altar ayuda a través de una colecta y una especie de micromecenazgo.

De este modo, Santiago Pérez ha optado por aprovechar la instalación lumínica para concentrar las misas en Santo Domingo, «y no celebrar en el templo de Santiago, donde el consumo de luz se dispara». Hay además un argumento orográfico. «La gente mayor me comenta que les cuesta subir a lo alto del casco histórico, que se fatigan, así que les va mejor acudir a Santo Domingo», explica. No obstante, aclara que cuando toque una novena propia de ese templo se celebrará allí «sin problemas».

«La gente debería ser más sensible con el patrimonio de su ciudad»

«Me gustaría tener las iglesias abiertas y activas, pero me resulta imposible, la gente debería ser más sensible con el patrimonio de su ciudad», lamenta el clérigo, quien añade con ironía que a todo estos gastos se suman los robos que destrozan las puertas, como ocurrió recientemente en Tiobre, «como si pensaran que aún nos queda dentro algo de valor».

Unos mil practicantes

Calcula que la comunidad religiosa de Betanzos -«los que van a misa regularmente»-, ronda las mil personas «con un poco de optimismo». «Lo normal es que una población de mil habitantes tenga una iglesia, pero aquí tenemos siete, y todas generan gastos, pero no encuentro esa solidaridad, en parte porque durante años y siglos se ha inculcado a los creyentes que pertenecían a una parroquia, no a una comunidad más amplia. Pero eso ya se ha superado: faltan curas, las iglesias no se pueden mantener, y la realidad pide que el creyente se desplace», esgrime el sacerdote.

La iglesia de Santiago es uno de los templos que conforman las joyas del denominado Gótico Gallego de Betanzos, junto con las iglesias del convento de San Francisco y Santa María del Azogue.

 

La humedad amenaza los frescos de Bravío, un templo del siglo XII y que cuesta 70.000 euros recuperar

La iglesia de Bravío, a las afueras de Betanzos, es una reliquia del siglo XII, especial por sus canecillos y las pinturas de su interior. Pero el derrumbe del retablo hace años por culpa de las termitas dejó abierta la entrada a la humedad, que ha carcomido buena parte de la antiquísima obra pictórica de la bóveda. «Incluso se abriu a parede do fondo», señala Manuel García, una vecina que se toma las molestias de abrir la pequeña joya románica, entre otros a los expertos de Patrimonio que la visitaron recientemente para su diagnóstico.

CESAR DELGADO

Una parte de la bóveda está encalada desde hace años precisamente para protegerla del paso del tiempo y la humedad. Unas catas en esa piel blanca confirman que el dibujo se mantiene en buen estado, pero la amenaza de la humedad recomienda mantenerlo cubierto. Ya hay un presupuesto para la reparación global del fondo de la nave de Bravío, alrededor de 70.000 euros. La cifra es inasumible para la parroquia de Betanzos. «Estamos estudiando otra opción que es sanear todo y centrarnos en una pequeña parte, abajo a la izquierda, donde asoma la figura de San Sebastián», explica el cura párroco de Betanzos, Santiago Pérez. Además, se harían unas nuevas catas «tamaño folio» en la bóveda para que se pudiera contemplar alguna de las estrellas pintadas en la bóveda. Este plan B rebaja el coste a unos 12.000 euros, una cifra bastante más modesta pero también complicada para las finanzas parroquiales. «Pediré ayuda a la Diputación», avanza el sacerdote.