La carta feliz de Silvia

Toni Silva COIRÓS / LA VOZ

BETANZOS

César Delgado

Ha revolucionado el Chuac al colgar en el tablón un texto titulado «¿Por qué tengo cáncer y no estoy triste?»

01 may 2018 . Actualizado a las 11:11 h.

En un tablón de la planta de oncología del Chuac cuelga desde hace días una bomba de emociones. Es una carta abierta a todo aquel que pase delante, enfermos en su mayoría, y cuyo título puede sonar a pura provocación: «¿Por qué tengo cáncer y no estoy triste?». La firma Silvia Turnes, una joven de Betanzos de 32 años que lucha contra un sarcoma. Desde el tablón dispara balas como estas: «No me estoy muriendo más que cualquiera que esté leyendo esto ahora»; «Y si me equivoco y esto puede conmigo habré sido feliz durante el proceso, en lugar de desperdiciar mi último tiempo de vida estando deprimida...». También en su Facebook cuelga esta carta que se ha convertido en una rebelión contra la actitud pesimista para afrontar el cáncer.

Visitamos a Silvia en su casa de Coirós, su residencia desde los últimos cinco años. Basta ver el pañuelo de colores con que oculta la caída del pelo para comprobar que estamos ante la vital autora de la carta: sobre su cabeza brillan todos los colores del universo.

Sin bajar la guardia de la sonrisa, describe cómo en octubre descubrió ese extraño bulto incrustado en la cadera, al que luego los médicos le presentaron como sarcoma. «Es el 1 % de los tumores malignos y está considerado como una enfermedad rara», relata Silvia, que no deja que el relato le estropee el chiste: «Es que soy rara hasta para eso [ríe]... como siempre, la oveja negra de la familia». Y mientras lo dice, descubre el hombro izquierdo para mostrar eso, una oveja negra de pose cómica sobre una leyenda que dice: «No quiero ser como tú».

Cuenta Silvia cómo rechazó la quimioterapia con la esperanza de que la operación que eliminó el bulto fuera suficiente. Pero una crisis de salud en un viaje posterior a Andalucía le hizo cambiar de opinión. Acaba de sufrir un trombo tumoral. «Y ahí me convencí de que era necesario castigar el cuerpo con mi tratamiento». Lleva tres sesiones. Faltan siete. En cada una vuelve aplatanada, pero la sonrisa no se la tuerce nadie.

¿Por qué esa carta? «Fue como una revelación, la convicción de que lo que estaba sintiendo era una gran verdad que debía compartir», explica Silvia, educadora social de profesión. «Estoy cansada de los '¿cómo estás?' pronunciados con lástima, con cara de velatorio, como si me transmitieran que ya me estoy muriendo... ¡No hombre no!», estalla Silvia antes de soltar una frase definitiva, una sentencia que el periodista se para antes de recogerla en su bloc y rodearla con un círculo: «Seguramente soy más feliz que muchas personas que no tienen cáncer».

Silvia dice que el cáncer ha caído en una persona que ya estaba armada emocionalmente para combatirlo. «Yo antes de mi enfermedad ya agradecía un día más vivir, soy una persona muy positiva, así que supongo que eso...». Y todo eso se lo está poniendo muy difícil a esta enfermedad que quiere avanzar en este cuerpo delgado y modelado por el yoga, una actividad de la que Silvia es monitora titulada. «Una vez recuperada me gustaría dar clases de yoga oncológico». También recomienda terapias complementarias como acupuntura, fitoterapia o reiki para afrontar una enfermedad de este tipo.

Toca despedirse de este rincón de Coirós. Silvia acentúa la sonrisa al tiempo que extiende la mano derecha en la que sobresale otro tatuaje. Es un trébol con cuatro hojas.

Vidas paralelas con Nina da Lúa, la autora de «Hoy es primavera»

Sobre la mesa del salón, un libro titulado Hoy es primavera: Del cáncer a un viaje interior. Se entiende la presencia de la obra en esta casa. Pero Silvia, de nuevo, vuelve a sorprender a su interlocutor contando la siguiente historia: «Recuerdo un documental en la televisión hace seis años sobre una chica enferma de cáncer que me impactó mucho. Luego hizo este libro. Se llama Nina da Lúa, con la que incluso había contactado por Facebook. Resulta que ella tuvo el mismo cáncer que yo, en la misma parte del cuerpo y con la misma edad». Para Silvia este libro es su «biblia particular».