«El agua llega hasta los buzones»

caterina devesa BETANZOS / LA VOZ

BETANZOS

CESAR DELGADO

Residentes en A Ribeira de Betanzos aceptarían un traslado a viviendas rehabilitadas en el casco histórico

22 mar 2018 . Actualizado a las 11:35 h.

Olor a humedad. Esa es la esencia que perfuma los cuatros pisos del inmueble del grupo Brigantium, en el paseo del Malecón de Betanzos, y que impregna los pulmones de cualquiera que visite el lugar. No es necesario adentrarse demasiado para apreciar las consecuencias de las últimas inundaciones en la localidad. Después de toda una vida sufriéndolas, los residentes de esos pisos consideran las marcas que el paso del agua deja en sus casas como «algo normal». Una normalidad que no hace más que complicarles la vida.

En total, son más de 40 las personas que viven en este inmueble y 8 de ellas lo hacen en la planta baja, la más afectada por las filtraciones de agua. Amina, es una de ellas. Vive con su marido y sus dos hijos y pide que «por lo menos desde el Concello nos ayuden a limpiar, o vengan a ver cómo estamos porque hay niños y gente mayor», aclara. Ante la noticia de que el ejecutivo local ha solicitado a la Xunta el traslado a las viviendas públicas que se están rehabilitando en el casco antiguo, se muestra sorprendida. «No sabía nada, pero estaríamos encantados. Es algo que ya hemos pedido, irnos a otro sitio aunque fuera pagando algo más. Siempre que sea razonable», explica la joven. Su vecina de puerta, Carmen Villar vive con su marido. En su caso ha solicitado «hasta tres veces al Concello el traslado a otra vivienda y no ha pasado nada», manifiesta. Para ella, la mudanza «sería una buena noticia, porque mi marido y yo ya somos mayores y él está enfermo», expone.

La actual presidente de la comunidad de vecinos, Alicia Beade, explica que «hace dos o tres años que no nos reunimos con el Concello. Nadie viene por aquí, pero lo normal sería que a la gente que vive en el bajo se la trasladase», explica. En su opinión «son los principales afectados, pero nos afecta a todos. El agua llega hasta los buzones, es una vergüenza. Parece el tercer mundo», relata mientras muestra el estado del interior de uno de los bajos en los que ya no vive nadie. «Ahora lo estamos arreglando, lo pagamos entre toda la comunidad porque no dimos localizado al propietario. Está destrozado, hasta se movió un tabique y es un peligro», matiza.

Esta comunidad vecinal debe hacer frente, además de a los gastos de los trabajos de reparación de los desperfectos ocasionados por las repetidas inundaciones, a los costes de limpieza. «Nos habían dicho que iban a enviarnos personal y productos de limpieza. Pero, ya solo con los productos nos conformamos», aclara Alicia. A estos pagos, Amina y Carmen que viven en la planta baja, deben sumar los de las reparaciones de varios electrodomésticos que se les han estropeado por la entrada de agua. «No los cubre el seguro, porque como fue por la inundación se desentienden», explican. Una situación que han vivido más de una vez. «Se han estropeado muchas lavadoras después de inundaciones», matiza Alicia que añade: «Es normal que se estropee todo. Si a mí, que vivo en el primero, se me han hinchado los muebles por la humedad».

De momento, mientras el posible traslado no se hace realidad, los vecinos siguen sufriendo las consecuencias de las inundaciones. Para ellos eso, de que «la vida no es esperar a que pase la tormenta, es aprender a bailar bajo la lluvia», es mucho más que una frase bonita. Es su día a día.