Banco de La Coruña, nostálgico centenario

Rodri García A CORUÑA / LA VOZ

BETANZOS

Cedida

Varias decenas de exempleados se reúnen mañana para conmemorar el centenario de la entidad, que el 17 de noviembre de 1970 fue absorbida por el Banco de Bilbao

31 ene 2018 . Actualizado a las 11:51 h.

«La primera oficina del Banco de La Coruña se abrió un viernes, el día 1 de febrero de 1918, con 23 empleados». Es lo primero que explica Amador Rego Villar-Amor un ourensano que lleva «más de dos años» promoviendo un encuentro que tendrá lugar mañana en A Coruña: el de los exempleados, que se reunirán para conmemorar el centenario del nacimiento de una entidad que el 17 de noviembre de 1970 era absorbida por el Banco de Bilbao.

Los actos conmemorativos arrancarán a las doce con una misa por los fallecidos en la iglesia de Santa Lucía y seguirán una hora después, en los jardines de Méndez Núñez, «para que se vea bien el edificio, porque si nos ponemos en la acera no se ve», explica Rego. La idea es hacer una foto de familia delante de aquella primera oficina que ahora ocupa el BBVA. Los organizadores tienen prevista la asistencia de 10 personas procedentes de Ourense, 18 de Lugo y más de medio centenar de A Coruña. Falta Pontevedra, pero cuando el banco se expandió por la provincia ya no era con el nombre original, aquel que «se constituyó en escritura pública el 8 de diciembre de 1917. El capital inicial fue de 5 millones de pesetas, representado por 10.000 acciones de 500 pesetas cada una», detalla Rego.

La expansión empezó en Ferrol

Dionisio Tejero Pérez presidió el banco desde sus inicios hasta el año 1941, cuando falleció, y promovió la expansión que empezaría el 20 de agosto de 1918 con la apertura de una oficina de Ferrol y le seguirían Lugo (1920), Santiago (1921), Vilagarcía (1923), Betanzos (1923), Carballo (1926), Ordes (1931) y Madrid (1955).

Al cumplir un cuarto de siglo la entidad ya contaba con 260 empleados, pero casi no llega a celebrar los 50 años. Y es que, contaba en las páginas de este diario Antonio Benito Yebra, «el 31 de diciembre de 1967 se reunió por última vez el consejo de administración del Banco de La Coruña, presidido por Vilariño Alonso. Este consejo ya contaba con dos representantes del Banco de Bilbao, Jacobo López Rúa y Freire de Andrade». Y es que la absorción por parte del Bilbao estaba acordada «pero por consenso de las dos empresas se retuvo la operación para celebrar las bodas de oro de la tan popular y querida entidad coruñesa». Ahora, un nutrido grupo de exempleados quieren seguir manteniendo viva la memoria del Banco de La Coruña.

«Entré de botones, como todos, cuando tenía 13 años y ahora soy el último mohicano»

De entrada sorprendía la afirmación de Amador Rego: «Del Banco de La Coruña solo queda en activo un empleado». Pese a los años transcurridos desde que la entidad fue absorbida (el mismo día el Banco de Bilbao también se quedó con el Banco Asturiano, el castellano y el de Irún en una de las primeras fusiones de la banca española), ahí sigue al pie del cañón Carlos García Varela, nacido en Mondoñedo el día 6 de abril de 1955. Ahora está en la oficina del BBVA de A Pastoriza, en Lugo, pero ya estuvo en otras de esta zona.

-¿Cuándo entró a trabajar?

-En el mes de junio de 1968. Entré de botones, como entrábamos todos entonces, cuando tenía 13 años y ahora, como le digo a Amador Rego, soy el último mohicano.

-¿Podía trabajar ya con 13 años?

-Al principio mi padre tenía que firmarme las nóminas porque, oficialmente, yo no podía trabajar. Empecé cobrando 750 pesetas. El ingreso efectivo en el banco lo hice el día 1 de febrero de 1970 en la oficina de Mondoñedo. Y en el mes de noviembre fue la fusión con el Bilbao, pero yo entré en el Banco de La Coruña.

-¿Cuánto tiempo estuvo trabajando en Mondoñedo?

-Unos 34 años. En el año 2004 fui para A Pontenova, en el 2008 volví a Mondoñedo, y en el 2010 me vine para A Pastoriza.

-¿Cuáles han sido sus cometidos en estos años?

-Haces de todo. Recuerdo que había que ir por las aldeas para ayudar a la gente cuando empezaron a domiciliar las pensiones. Y, como se ve, cuando hacía falta íbamos de una oficina a otra.

-¿Va a esperar a los 65 años para jubilarse?

-¡No! Espero irme pronto. Es posible que dentro de poco empiece con el papeleo para marcharme.