«¡Cuántas balconadas colgué al revés!»

Toni Silva BETANZOS / LA VOZ

BETANZOS

César Delgado

No es que tenga mil anécdotas, es cómo las cuenta. Por eso Andrés es una de las personalidades más queridas de Betanzos

05 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Si usted no frecuenta Betanzos, es probable que no sepa quién es Andrés Ares. Pero si es de Betanzos o alrededores, entonces es imposible que no lo conozca. Si es de los segundos, coincidirá en que Andrés es de esas personas que vale la pena conocer. Desde hace un cuarto de siglo ha sido la cara amable del Ayuntamiento, el conserje del Liceo que ha ayudado a los funcionarios y al público los siete días de la semana sin mirar el reloj. Andrés se ha convertido en una institución gracias a su contagioso buen humor. Recién jubilado, repasa su vida laboral en una conversación con La Voz de Galicia. Quedamos con él en el Capitol, su café favorito. Prepárese para sonreír. Y también para soltar alguna lágrima. Andrés es pura emoción.

-¿Cómo era Betanzos hace 33 años con respecto a ahora?

-Pues no había Internet ni móviles, la gente era más persona. Sabes que Internet y esas cosas les hacen individualistas y un poco rarillos.

-Pero habrá algo más que decir en tanto tiempo. ¿Prefiere aquel Betanzos o este?

-Yo siempre fui feliz, siempre estuve cómodo, hacía un trabajo que me gustaba, iba encantado al trabajo, que es importante ir al chollo contento… es muy importante. El Ayuntamiento era una gran familia, no tuve un problema con nadie, me sentí apreciado hasta el último momento.

-Pero su trabajo no era el Ayuntamiento. Su trabajo era la gente.

-Mi trabajo era hacer de todo un poco. Atender a la gente, organizar exposiciones, porque imagínate, durante 25 años colgando y descolgando cuadros. Y había momentos con tres exposiciones a la vez.

-¿Y cuántas veces colgó cuadros pensando en el dudoso gusto del autor?

-Eso nunca. Hay que respetar a los primerizos y a las estrellas. Aquí todo el mundo tiene una oportunidad, esto no es el Museo del Prado. Hay gente que estaba empezando y le hacía ilusión exponer en el Liceo.

-También se encargó de los «making off» de las conferencias.

-Me acuerdo de la de Uxío Novoneyra, Alonso Montero… A Fraga Iribarne no le funcionó el proyector y cogió un cabreo de siete estallos, imagínate. Trajo un despliegue de gente, sus asesores… pero ese día el proyector dijo «no trabajo», y no trabajó. Él, que iba siempre al milímetro. ¿Sabes lo que son las Balconadas?

-Claro.

-Como es una forma de pintar tan distinta, tan difícil, a veces nos liábamos y ¡no sabes cuántas balconadas colgué al revés! Luego venían los autores a pedir que las cambiáramos. Ahora se les obliga a poner una flecha para no perdernos. Un día colgamos el trapo de envolver y la balconada la tiramos. Nos dimos cuenta al día siguiente. Pero es que en esto del arte no sabes si ponerlo así o así…, incluso los entendidos en este mundillo no se aclaraban entre ellos.

-He buscado quien hable mal de usted, pero nada.

-No creo que encuentres a nadie. Incluso con el PP me llevaba de maravilla…

-¿Incluso? ¿Qué significa ese «incluso»?

-Hombre, que no soy de derechas es evidente, ellos lo sabían, pero me trataron de maravilla.

-Aunque la exalcaldesa le hizo retirar las plantas de su despacho.

-Sí, pero me las guardé en una habitación y al poco tiempo, bueno, fueron apareciendo. Los de las oficinas me decían «Andrés, ¿tienes alguna planta?» «Sí, toma» [lo dice susurrando, como si aquel trapicheo vegetal fuera pecado]. Pero en el fondo a la alcaldesa le gustó que hubiera plantas. ¿Quieres otra anécdota?

-Por favor.

-Una vez a punto de salir el desfile de la Reina de las fiestas a una dama se le rompió un zapato, hubo que pegarle el tacón con cinta americana, pero como era un traje largo le disimulaba. Le tuvimos que clavar una punta. Imagínate, ¡cinco segundos antes! Es que venían como flanes. Incluso cuando es lo de la Reina Infantil, ¿sabes qué pasa? La coronación del día 15 es muy temprano, en las casas hacemos comida, los niños comen muy deprisa y se les corta el estómago con los nervios, y alguno tiene echado la papilla.

-Hay que cambiar el horario entonces.

-No, es por culpa de la misa de Santa María que se hace larga…

-Usted muy de misa no es.

-No. Pero tampoco me gusta el fútbol y por mí que no cierren los estadios.

-¿Puedo preguntar con qué alcalde se sintió más a gusto?

-Sí, sí, claro. Con los dos.

-Ejem, a mí me salen tres.

-¿Qué tres? Ah, ¡con ella! [Ella es María Faraldo, alcaldesa entre el 2007 y 2011].

-Si la quiere descartar…

-No, qué va, … de maravilla con ella y todos los concejales del PP.

-¿Qué hizo antes de ser conserje?

-He trabajado desde los 14 años. A los 21 me fui a Suiza, donde me apunté a una escuela de Arte Dramático. A mi vuelta fundé la compañía Berros y organizamos obras y musicales como Evita o La casa de Bernarda Alba.

«Cuando era rey mago un niño me pidió ver a su papá recién fallecido, fue mi peor día»

En medio de una charla delirante y simpática, Andrés se hunde cuando se le pregunta por el peor día de su vida laboral. Se limpia incluso las lágrimas. Apenas dura un minuto.

-Fue en la cabalgata de Reyes. Yo era el rey Melchor. Se me acercó un niño de cinco años y me pidió ver a su papá, al que acababan de enterrar cuatro días antes. Y dejé de volver a ser rey mucho tiempo. Aquello… qué daño me hizo. No pude reaccionar, fue horrible [se toma una pausa y respira hondo]. Pero el resto de los días fueron paz y amor, alegría siempre. En el Liceo había buen ambiente.

-¿Había?

-Hay, hombre, hay, que es porque ya no estoy. Echaré mucho de menos las plantas, a ver cómo las cuidan. Y otra cosa que comprobé en estos años es que la gente de Betanzos es muy solidaria. Me decía el chico de Seur que es uno de los lugares donde más tapones se recogen de toda España. Y eso que ahora la gente está muy embobada con Internet.

-Menudo traje le está haciendo a la red de redes.

-Es que ves a las parejas con el móvil, tacatacatacatá, no se hablan. Vas al restaurante y ahí están con el teléfono, ¡ni que fuera un plato más para comer! El gobierno debería imponer un impuesto a los wasaps, cada mensaje un tanto, ya verás como la gente tonteaba menos. Mira mi móvil [extrae un teléfono que podría formar parte del museo de la historia de Nokia]. Sí, lo sé, parece de cuando hice la primera comunión, pero a mí me vale.