¿Qué hace una sopera en un estanque?

Elena Silveira
Elena Silveira OLEIROS / LA VOZ

BETANZOS

MARCOS MÍGUEZ

Un taller de empleo de Oleiros recupera el lago artificial de la Finca Tenreiro

21 nov 2016 . Actualizado a las 14:18 h.

En su día, la Finca Tenreiro fue una de las más admiradas de toda la comarca. Sus jardines y, sobre todo, su estanque artificial dejaban maravillado a todo aquel que tenía el privilegio de disfrutarlos. Este entorno parecía, como explican las personas mayores que lo recuerdan, sacado de un cuento. Pero esa belleza, que brilló en su máximo esplendor en 1895, fue apagándose con el paso de los años. De hecho, en la década de los años 60 del siglo pasado la villa quedó a merced de la maleza y las alimañas, y la lluvia y el viento terminaron por confirmar la ruina.

El año pasado, un taller de empleo dio el primer lavado de cara a la Finca Tenreiro. Eliminó la maleza, se afanó en la jardinería y recuperó la casa principal de la finca. Este año, desde el pasado mes de septiembre, otro grupo de 20 alumnos trabaja en la rehabilitación de la vivienda de los caseros y en la recuperación del estanque artificial, con una aportación económica de 206.900 euros. Por ahora, el buen tiempo les está acompañado y han podido adelantar los trabajos de demolición de las piezas en ruina así como reconstruir la casa con nueva cubierta, carpintería y revestimientos. La directora del taller, María Regaldíe, explica que intentan respetar al máximo el diseño original y mantuvieron la lareira e incluso el diseño de las ventanas: «Las originales estaban en muy mal estado, pero los alumnos están reproduciéndolas en el taller. Terminan en pico», comenta. 

Conchas, botellas y vajilla

Mientras se avanza en la reconstrucción de la vivienda de los caseros, que posiblemente se destinará a almacén, la directora, los docentes e incluso los alumnos van pensando ya en la rehabilitación del estanque. De hecho, todo material antiguo que se encuentran en la finca lo guardan con esmero por si las piezas sirven para la rehabilitación: «Tenemos ya una buena colección de conchas, azulejos viejos, botellas e incluso algún plato. Las utilizaremos para reponer piezas de ornamentación que faltan en los bancos y maceteros que rodean el estanque», explica María Regaldíe. Ángel Martínez, docente de revestimientos, hace un recorrido alrededor del lago artificial y resalta las piezas más originales: tres pequeñas palomas insertadas en el muro circundante, el mosaico de un zorro y una gallina, varios castillos, un cáliz o la piedra volcánica que corona el muro. «Tendremos que hacer la limpieza manualmente con cepillos, para no levantar el revestimiento. Intentaremos reconstruir las zonas rotas y habrá que sustituir muchas piezas. Muchos de los mosaicos se hicieron con vajilla rota: platos, talas, botellas e incluso tazas o soperas, algo que se intuye al ver la forma abombada de las piezas». Claro que, como explica Ángel Martínez, será difícil encontrar conchas como las que luce el estanque: «Ya no hay berberechos de ese tamaño». 

Lo más difícil de reconstruir

Lo más difícil será reconstruir la fuente central del estanque. «Faltan piezas. Se cayó durante uno de los temporales que hubo hace años. Hay fotografías e intentaremos reproducir lo más fielmente posible el diseño original». María Regaldíe indica que no van a «inventar», sino intentar reconstruir para dejar algo coherente. Pero cuentan con el inconveniente que existe poca documentación tanto escrita como fotográfica de cómo era el estanque en sus orígenes. «No hay mucha documentación al respecto. La gente mayor tiene recuerdos de cuando eran niños, así que en algunos casos nos fiamos de ellos». De hecho, la gravilla que se colocó alrededor del estanque fue por una mujer que así lo tenía grabado en su memoria. «Y suponemos que era así, ya que los dueños de la casa podían pasear alrededor del estanque sin ensuciarse o mojarse los pies con la hierba». 

Estanque vacío

Sobre el futuro del estanque, María Regaldíe dice que no será posible llenarlo con agua de nuevo. Habría que hacer una inversión mucho mayor para cambiar las canalizaciones y corregir las filtraciones en el vaso. «El obradoiro tiene una duración de seis meses. Terminaremos en febrero, así que nos da tiempo a hacer pocas cosas». Al menos lo dejarán preparado para que los alumnos del CEIP de Nós puedan usar el parque como camino de salida de clase.